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Actualizado: 19 de mayo de 2025


Hubo al principio una evidente alusión a los desvaríos sentimentales de la enferma, todo con gran tacto de la casa, en lo que cooperé cuanto me fué posible, pues en esos veinte días transcurridos no había sido mi preocupación menor, pensar en la discreción de que debía yo hacer gala en esa primera entrevista. Todo fué a pedir de boca, no obstante.

Su madre no estaba peor, al contrario, sus fuerzas parecían renacer y la anciana volvía a la vida. Entonces... ¡Su madre! ¿No era su única preocupación y su único cuidado? ¡Dios mío, consérvame a mi madre! repetía, tratando en vano de absorberse en la oración. Pero esa oración maquinal no le devolvía la calma, ni el reposo ni la paz... ¿Qué tenía?

No solamente se reprocha su amor a la señorita Aubry de Chanzelles, sino que su gran preocupación subsiste: Si ella supiese que la amaba ¿no cambiaría de actitud hacia él?

Semejante causa no es verdadera, ni legítima. Semejante causa es muchas veces la preocupacion vulgar de que se vale tu egoismo, porque amas á tu hija, y no tienes bastante abnegacion para sacrificar tu amor á su felicidad. La mujer, tu hija, es capaz de casarse, desde luego que es capaz de amar á quien ha de ser su marido, y un padre sensato no debe pretender legislar esto de otro modo.

Con su mucha meditacion propuso algunas máxîmas que pueden ser útiles á un Filósofo Ecléctico, y por ellas se ve, que si Mallebranche sin atarse á sistema ninguno, leida la antigüedad, quitada la preocupacion, que la tuvo muy grande, contra Aristóteles, y la que mantuvo á favor de Cartesio, se hubiera dedicado á la Filosofía, acaso habria adelantado en ella con aprovechamiento del público.

Soy bien digna de lástima, Miguel. Pero Miguel, mientras la escuchaba, parecía dominado por una preocupación tenaz. ¿Y el padre? ¿Quién es el padre? El tono de su voz casi fué igual al de antes: un tono de curiosidad hostil, de agresivo despecho. Volvió á repetirse su sorpresa al ver que ella levantaba los hombros. No lo ; no me importa.

Es allí donde Londres se revela con toda su evidencia, al través de su ruido ensordecedor, á los ojos del viajero que observa y medita sin preocupacion.

Tan cerca estaban que no podía evitar el encuentro, y la misma preocupación que me dominaba me lo hubiera impedido. Me encontraba, pues, cara a cara con la tranquila mirada y el pálido rostro de Magdalena. ¿Cómo por aquí? me dijo. Aun me parece oír su voz neta, aérea, con cierto acento del Mediodía que me hizo estremecer.

Mi tío parecía distraído, y yo, temiendo contrariarle, me contentaba con mirarle de vez en cuando a hurtadillas. »Está muy cambiado, aunque para las personas indiferentes tal vez pasaría inadvertido este cambio. Pero a no se me oculta: yo veo más arrugas en su frente, menos brillo en su mirada y más preocupación en toda su actitud.

Cierto es respondió el cura, que con la preocupación perdía la cabeza. Entonces no te abrigues mucho, no sea que luego te resfríes. Nos levantamos de la mesa después de haber hecho infructuosos esfuerzos para mascullar algunas migas de pan y pastel. ¡Ah!, ¡cuánto siento exclamé, estallando en sollozos, cuánto siento dejaros, mi querido cura!

Palabra del Dia

hociquea

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