Vietnam or Thailand ? Vote for the TOP Country of the Week !
Actualizado: 19 de mayo de 2025
Mi madre se hacía dar cuenta, día por día, del progreso de mis estudios, con un interés tan perseverante, tan apasionado, que llegué á preguntarme, si no habría en el fondo de esta preocupación extraordinaria algo más que un capricho de enferma: si por acaso la repugnancia y el desdén de mi padre hacia la parte positiva y fastidiosa de la vida, no habrían introducido en nuestra fortuna algún secreto desorden, que el conocimiento del derecho y el hábito de los negocios deberían, según las esperanzas de mi madre, permitir á su hijo reparar.
Volvió a pedir una licencia en la secretaría del Juzgado, una licencia más larga que la anterior, para poder abandonarse completamente a la melancolía de su preocupación. En los domingos, por la mañana, estaba seguro de encontrarla. Ella iba a la iglesia del Socorro, siempre a la misma misa de las once, vestida con sencillez.
Como no había logrado barrer de su espíritu la preocupación, hablóles con cierta aspereza. ¡Ayer os mandábais cartitas y hoy hay que traer agua caliente para despegaros! Por lo visto, hijos, tomáis el matrimonio a turno impar.... Vamos, vamos, separaos que no está bien aparecer tan sobones delante de gente.
Por más que el conde no concedió o pareció no conceder en el primer momento importancia a las revelaciones de su sobrino, tal preocupación le causaron que en seguida escribió a Amaury, solicitando una entrevista con él. Esto sucedía un jueves, 30 de mayo.
Una vez al día abre la puerta, entra, inspecciona unos minutos, vuelve a salir, y hasta el día siguiente... Ni una palabra, ni un grito, ni el más leve ruido; y eso que yo muchas noches aplico la oreja a la madera del tabique, o miro en el corredor por el ojo de la cerradura. ¡Nada!... ¿Quién cree usted que podrá ser? Calló Isidro, frunciendo el ceño bajo la preocupación de este misterio.
Era la tumba de su viejo amigo, el doctor Reynaud, muerto en sus brazos en 1871, y ¡en qué circunstancias! El doctor era como Bernardo, nunca iba a misa, y jamás se confesaba; ¡pero era tan bueno, tan caritativo, tan compasivo con los que sufrían!... Esta era la gran preocupación, la grande inquietud del cura. Su amigo Reynaud, ¿dónde estaría?
Fueron tantas las cordiales zalamerías de la muchacha, que la preocupación de que él pudiera ser estorbo se le borró por completo del magín y acompañó a ambas mujeres durante toda la velada, siendo el cuarto personaje del grupo. Ya paseaban los cuatro, ya se sentaban en los bancos de piedra que hay en la plaza.
«Y ahora venía otro Reyes. Es decir, algo del espíritu y de la sangre de su padre». Bonis tenía la preocupación de que los hijos, más que a los padres, se parecen a los abuelos. La palabra metempsicosis le estalló en los oídos, por dentro. La estimaba mucho, de tiempo atrás, por lo exótica, y ahora le halagaba su significado.
Piensa, pues, el maestro que una alta preocupación por los intereses ideales de la especie es opuesta del todo al espíritu de la democracia. Piensa que la concepción de la vida, en una sociedad donde ese espíritu domine, se ajustará progresivamente a la exclusiva persecución del bienestar material como beneficio propagable al mayor número de personas.
En cuanto a Byron, lo dudo y puede usted esperar sin inconveniente.» Habían pasado muchos meses sin ninguna alteración; el invierno se acercaba cuando creí notar en la fisonomía de Magdalena una sombra, una preocupación que jamás había manifestado. Su cordialidad, siempre igual, revelaba los mismos afectos, pero había más gravedad en ella.
Palabra del Dia
Otros Mirando