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Actualizado: 27 de junio de 2025
La señora baronesa que pesaba unas catorce arrobas, se habia grangeado por esta prenda universal respeto, y recibia las visitas con una dignidad que la hacia aun mas respetable. Cunegunda, su hija, doncella de diez y siete años, era rolliza, sana, de buen color, y muy apetitosa muchacha; y el hijo del baron en nada desdecia de su padre.
No sabemos cómo se habló de Arturito y se lamentó su muerte. Don Joaquín se conmovió, hizo tres o cuatro pucheritos y se le saltaron las lágrimas. Toda mi vida exclamó , conservaré como recuerdo una prenda suya, que, sin duda, Madame Duval llevó a la alcoba de mi mujer, donde yo la encontré hace dos o tres días. Esta es la prenda.
Ya tiene el prestamista una finquita que vale doce o diez y seis, por poco más de cuatro; la cual finquita se distribuye después, en partes proporcionales, entre el que preparó el negocio y el que le remató; es decir, entre el mayordomo y el usurero...; más claro: entre Simón y su cómplice. Pero se le descubrirla el juego hecho así, por la prenda misma. No hay tal.
Don Rodrigo dijo sabía que doña Clara poseía aquel lazo, porque le ha llevado muchas veces sobre el pecho delante de la corte; porque han hablado mucho del tal regalo las damas; porque es una prenda muy conocida de doña Clara; si no hubiese sido conocida aquella prenda, ¿para qué la quería don Rodrigo?
La prueba no podía ser más concluyente, y Currita pudo comprender toda la imprudencia de su caro esposo al dejar escapar aquella prenda.
Ya que no pudo conseguir esto el buen cathecumeno, quiso que á lo menos en prenda de su promesa, le diese una pequeña cruz para traer al cuello y para muestra de otras que quería fabricasen sus vasallos, porque entendida la virtud de aquel santo Leño, quería ponerla en todas partes, para que por su respeto no osase el demonio causarles algún daño en la vida ó hacienda.
La industria moderna no inventará nada que iguale a la ingenua poesía del mantón, salpicado de flores, flexible, pegadizo y mate, con aquel fleco que tiene algo de los enredos del sueño y aquella brillantez de color que iluminaba las muchedumbres en los tiempos en que su uso era general. Esta prenda hermosa se va desterrando, y sólo el pueblo la conserva con admirable instinto.
Llévola, señor, como una preciada prenda que recuerda mi acción. Vuesa merced no debe sentirse de mi insistencia, que es fuerza que la lealtad sea por momentos amarga. ¿Qué recelo es ése? ¡Válame Dios!
Para que os dé de su parte, en prenda de la mucha estima en que os tiene, esta alhaja. Y me dió esa gargantilla. Yo no puedo aceptar un regalo le dije de una persona á quien no conozco. Podéis estar segura de que es muy principal. Pues siendo tan principal, y teniendo por mí tanto interés que me regala le dije , ¿qué interés puede tener en que yo no sepa su nombre?
Comprolos, y no tardó en enamorarse de un portamonedas. ¿Cómo podía pasarse sin aquella útil prenda, tan necesaria cuando se tiene algún dinero? No había cosa peor, según ella, que llevar las monedas sueltas en el bolsillo, expuestas a perderse, a confundirse y a caer en las largas uñas de los rateros.
Palabra del Dia
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