United States or Niue ? Vote for the TOP Country of the Week !


Y así iba tirando el pobre y adquiriendo una finquita hoy, y mañana unas acciones del Banco de España «por una casualidad», y al otro día una hipoteca «de lance». Nada, que había que quererle y admirarle, en cuanto se le oía hablar de estas cosas que le pasaban a él. Y basta del sirviente; no vayamos a pecar de descortesía con su aristocrático señor, que nos espera en su despacho.

Aceptó D. Félix el negocio, porque era bueno: Tomás poseía bastante ganado, y además una finquita adquirida tiempo atrás de la subasta de los mansos de la parroquia, que bien valía ella sola los catorce mil reales. No se pasaron veinticuatro horas sin que el escribano le requiriese verbalmente al pago. Tomás quedó sorprendido y aterrado.

Y misia Casilda, recordando a la de Barrientos, contestaba que, efectivamente, muchas veces los mejores amigos son los primeros en dar el esquinazo, y que vale más dirigirse a los extraños; pues, por dejar de pedir no quedaría, y si el medio supremo, el suyo, no resultaba, se hipotecaría la finquita o se vendería: con el producto bien podía pagarse al señor Portas y a alguno de los demás acreedores, pues si la casa, vieja, no valía gran cosa, el terreno, por el sitio, valía mucho.

Ya tiene el prestamista una finquita que vale doce o diez y seis, por poco más de cuatro; la cual finquita se distribuye después, en partes proporcionales, entre el que preparó el negocio y el que le remató; es decir, entre el mayordomo y el usurero...; más claro: entre Simón y su cómplice. Pero se le descubrirla el juego hecho así, por la prenda misma. No hay tal.

Si para mañana no tenemos el dinero suficiente, yo me encargo de amansar al prestamista: y en último caso, hija, le ofrecemos la finquita, aunque vale más del doble; que la venda y se cobre o que se quede con ella y se la coma entera; en cuanto a Quilito, déjalo por mi cuenta: en adelante, a sus estudios, y a llevar vida de pobre... No seas tonta, no creas en eso de tiros y puñaladas: todos los muchachos dicen lo mismo, cuando algo les contraría. ¡Cuántas veces me he suicidado yo, así, de boca!