Vietnam or Thailand ? Vote for the TOP Country of the Week !

Actualizado: 8 de octubre de 2025


En cuanto salió el sol, el rey hizo llamar a Meñique delante de toda su corte. Y vino Meñique fresco como la mañana, risueño como el cielo, galán como una flor. Yerno querido dijo el rey, un hombre de tu honradez no puede casarse con mujer tan rica como la princesa, sin ponerle casa grande, con criados que la sirvan como se debe servir en el palacio real.

Recordará Vuecencia que en varias ocasiones he solicitado el honor de que me permitiera explicarle, manifestarle..., vamos, ponerle a la vista el estado verdadero... de las cosas, como quien dice. Cierto. ¿Y qué? Que Vuecencia ha tenido siempre la bondad de desatender mis ruegos.

Lo primero que se le ocurrió fue hacer saltar de un bastonazo el ventanillo y llamarle, por tranquilizarse escuchándole contestar; pero desde el sitio donde solían ponerle la butaca, junto al balcón del comedor, era difícil que oyera: hablarle desde las ventanas de los vecinos que daban al patio, también era inútil; y mientras rápidamente lo concebía, la imaginación le presentaba a los ojos a su padre postrado en la butaca, silencioso, triste, en cruel soledad toda la tarde.

A un lado multitud de figurillas y objetos de capricho le acompañaban. «¡Estoy en el escaparate!... ¡HorrorUn mozo le tomó cuidadosamente en la mano, y después de limpiarle el polvo volvió á ponerle en su sitio. Su Alteza Serenísima vió que en el pedestal donde estaba colocado, había una tarjeta con esta cifra: 240 reales. «Dios mío, es un tesoro lo que valgo. Esto al menos le consuela á uno

Algo vivo y muy sensible debió herir en los adentros de Nieves esta salida de su padre, porque no halló reparo que ponerle ni serenidad bastante para suplir con un ademán o un gesto la falta de una palabra.

Pero había el triste jurado de pertinaz y obstinándose en cerrar los ojos a todas las luces de la misericordia de Dios y de su gracia, sin querer reconocer que era Angel de Dios el que le quitó la libertad para perderse, y le prendía en el cuerpo para ponerle en la verdadera libertad de hijo de Dios, si se hubiera querido valer, como se debe esperar de muchos cómplices suyos.

Nepomuceno la tomó por criada. Subió, saludó a Körner, y a los pocos minutos, sintiendo absoluta necesidad de volver a ver a aquella chica, dijo: Si me hiciera usted el favor de mandar servirme un poco de agua.... El plan de Nepomuceno fue quitarle aquella doméstica a Körner y ponerle casa...; y aunque fuera casarse con ella. Tenía que ser suya. ¡Qué ojos, qué carnes!

Tan buena impresión le hicieron, que levantándose del sillón vino a ponerle la mano sobre el hombro, exclamando: ¡Cuánto me alegro, Pepito! ¡No sabes el placer que me has dado! ¡Y dices que no sabes si Dios te ha tocado en el corazón! ¿Cómo había de realizarse este cambio repentino en tu ser si Dios no lo moviese?

«Un distinguido escritor se queja de que los españoles hayamos adoptado la costumbre inglesa de ponerle una hache al te. Por mi parte, y aunque he vivido varios años en Londres, desconozco totalmente esta costumbre. En la gran metrópoli he tomado te de la China y te de Ceylán. He tomado te con leche y te con limón.

Aquella noche, pues, no hizo la menor observación sobre el traje de don Braulio; pero no por eso dejó de anudarle con gracia el lazo de la corbata, ni de alisarle el pelo, ponerle pomada y peinarle lo mejor que supo. Los tres tomaron un cochecito con bigotera y se fueron a los Jardines. En el camino decía don Braulio: Me parece, y lo siento, que se van ustedes a fastidiar. No tenemos amigos.

Palabra del Dia

estrenaríamos

Otros Mirando