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Actualizado: 11 de noviembre de 2025
Desde entonces, su nombre pareció llenar la habitación, y las dos mujeres le aposentaron en su memoria, imaginándolo como un ser poderoso, todo bondad, que peloteaba los millones y se divertía haciendo ricos a los pobres. ¿Cuándo vamos a ver a don Ramón? era la pregunta que hacían las dos mujeres apenas entraba Juanito en la casa.
Tambien debe decirse que los párrocos de pueblos pequeños padecen muchas privaciones, porque su pie de altar nada les produce, y merecian, asi como los destinados á misiones, alguna consideracion en el señalamiento de sus estipendios, que podia aumentárseles rebajándose alguna cosa á los párrocos de pueblos mayores, ó que pasen de 2000 tributos; en estos, aunque sus gastos son mas considerables, por tener que mantener uno, dos ó mas coadjutores, sin embargo su pie de altar es mas pingüe, no faltan limosnas para misas, y los estipendios suben bastante, de los que puede rebajárseles alguna parte para atender á los párrocos pobres y misioneros.
Dejen, pues, las almas pías ese rincón de El Mensajero para esos pobres hambrientos, a quienes hay que alimentar por sorpresa con la santa doctrina de Cristo; que muy superior a la caridad que consiste en dar es la que consiste en comprender y soportar las humanas flaquezas.
Sus manos recibieron, con respetuoso temor los dos paquetitos de oro que representaban tantas miserias aliviadas, tantos dolores disminuidos. No es eso todo, señor cura dijo madama Scott, os daré quinientos francos todos los meses. Y yo haré como mi hermana. ¡Mil francos por mes! pero entonces ya no habrá pobres en la comarca. Es lo que deseamos. Soy rica, muy rica, y mi hermana también.
Otros llevaban todo el rostro cubierto con una máscara de vendajes, sin dejar visibles mas que los ojos, los pobres ojos, que parecían sentir miedo por adelantado y algún día habrían de familiarizarse con el horror de un rostro que fué joven meses antes y ahora era igual á una visión de pesadilla. Algunos se mantenían intactos, disponiendo de la fuerza y la agilidad de todos sus miembros.
El empuje de este vértigo reformista derribaba sus apiñadas viviendas y secaba los fondeaderos tradicionales de sus lanchas; pues se echaban al hombro los pobres harapos de su ajuar, buscaban otro agujero en que meterse con ellos y un nuevo sitio en que fondear sus embarcaciones, sin volver la vista atrás, ni dárseles una higa por todo el ruido y aparato de la nueva civilización que los iba acorralando poco á poco.
Al Barón, para no ofenderle y segura de que daría a los pobres lo que ella le dejase y no querría conservándolo pasar por interesado, nada le dejó sino la autorización de tomar de sus prendas y joyas todo cuanto quisiese como recuerdo.
En Manzanos, al acercarme al hotel para averiguar algo de mi carruaje, vi... ¡mis pobres equipajes, abandonados bajo un corredor!
Entre unos cuantos amigos, hemos fundado un colegio para niños desamparados y nos sale por muy poco cada plaza. ¡Pobres criaturas! ¡Dejarlos así abandonados a la intemperie, expuestos a quedarse muertos en medio de la calle, y todavía si no traen el dinero justo pegarles!... Esa mujer es una infame que no merece que V. se ocupe de ella.
Estos pobres mozos de nuestra «haut» desconocen los deleites que procura una mente docta, nutrida de lectura selecta, un espíritu iniciado en las altas emociones del arte y de la poesía. Para sus ojos mentales el mundo está vacío; no hay en él más que unos cuantos caballos alígeros, un sastre y un poco de agua de lino para convertir su cabeza en un ciprés. No es suya toda la culpa.
Palabra del Dia
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