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Actualizado: 15 de mayo de 2025


Al llegar al corredor del primer piso oyó ruido en su cuarto cuya puerta había quedado sin cerrar. Intrigado por ello la empujó bruscamente y vio a la señora Miguelina ocupada en arreglar los muebles de la habitación.

Gente de paz, contestó el padre. La moza, que reconoció la voz, tiró del cordel desde un balcón del piso principal que daba al patio. Con este cordel se abría la puerta sin bajar la escalera.

Al llegar al segundo piso, ella abrió una puerta y mirando a su compañero, dijo: Aquí está su jaula, la he adornado con mis propias manos; deseo de todo corazón que sea usted mi prisionero por mucho tiempo.

Por fin se decidió: Y en la casa azul, en ese huerto de doña Pepita, donde vas algunas veces, ¿no ocurrirá algo? La casa es fuerte contestó el barbero y no es esta la primera inundación que aguanta... Pero está cerca del río y el huerto será un lago a estas horas; de seguro que el agua llega al primer piso.

Segundo lunes. Hermoso día, pero el piso demasiado húmedo. Don Juan piensa: «No irá», y se queda en casa leyendo. Cristeta sale. Al fin mujer. Paseo en balde. Luego, noche de insomnio pensando: «¿Estará maloMartes. Sol esplendoroso, piso seco, ambiente primaveral. Casi al mismo tiempo llegan ambos espoleados por la impaciencia.

Una pieza cuadrada, muy grande, con los muros, el techo, el piso, todo de un blancor de nácar. No habla allí muebles ni puertas, ni personas, ni el más leve objeto, mancha o sombra. Me sentí deslumbrado, pues aunque no se veían lámparas, focos ni bujías, estaba iluminadísima, estaba enteramente iluminada a giorno.

Apenas el Juzgado tomó asiento en la tienda, los pocos dependientes que aún quedaban en ella, como fieles guardianes de la ruina comercial, abalanzáronse a las puertas para cerrarlas, evitando de este modo la expectación molesta de los curiosos. El escribano había subido al piso principal para hacer ante la esposa de Cuadros las notificaciones consiguientes antes de comenzar el embargo.

Corro a mi casa, pongo en movimiento a mi familia, hágome la ilusión de que emprendo un viaje, y de cuartel en cuartel, de calle en calle, de manzana y hasta de piso en piso, recorro alegremente y reconozco los más recónditos escondrijos y rincones de esta populosa ciudad.

No; mejor sería en su casa, completamente solos, sin la molestia de las miradas del público. Al presentarse el camarero con una gran bandeja en aquel piso alto donde ocultaban su felicidad, tuvieron que colocar sobre una mesilla del señor Vicente el solomillo con patatas, la merluza frita, el postre de pasas y almendras y la botella del vino.

El despacho de los ingenieros en los altos hornos de Sánchez Morueta, ocupaba el segundo piso de un edificio de moderna construcción, con las paredes exteriores ennegrecidas por el humo de las chimeneas que se alzaban entre aquél y la ría.

Palabra del Dia

commiserit

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