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Actualizado: 22 de junio de 2025


Encontrábase Roelas en Madrid en 1616, y allí no pudo conseguir como deseaba la plaza de pintor de cámara de Felipe III, que se dió á Bartolomé Gómez, pero ejecutó diversas obras para el palacio real, que ya no existen, pintando por aquellos años el cuadro de Moisés que hoy se ve en el Museo del Prado, los que estaban en la Merced Calzada y una Concepción que en 1800 existía en la Academia de San Fernando.

Lo conozco por lo mismo que estimar las buenas, como las de usted; pero sigo pintando porque me entretiene, y enseño lo que pinto, como ahora, por no hacerme de rogar más tarde y porque no lo tengo a pecado mortal... Al óleo, con franqueza, pinto algo mejor que a la aguada... Ya lo verá Leto, que lo entiende, cuando pinte algo aquí... porque pienso pintar mucho... y andar más... Todos los sitios en que he puesto antes las cartulinas de usted, han de quedar ocupados por obras mías... Cuento con que me dejará usted copiar las suyas para eso.

En 1552 fundó el mercader Francisco Baena la capilla del Nacimiento en la Catedral, pintando para el retablo Luís de Vargas ocho tablas, representando en la principal la Adoración de los pastores, y en las otras los Evangelistas, la Encarnación, la Circuncisión y la Epifanía.

El placer de Velázquez pintando sus Borrachos, ó el de Rembrandt cuando bosquejaba su célebre Lección de anatomía, debía de ser grande: es siempre un goce contemplar la naturaleza de un modo desinteresado: mayor aún poseer la facultad de reproducirla con la exactitud asombrosa de estos maestros.

Pero hoy dicen las niñas que el agua pudre la raíz del pelo, y no estoy de humor para armar gresca con ellas sosteniendo la contraria. También los borrachos dicen que prefieren el licor, porque el agua cría ranas y sabandijas. Mariquita tenía su diablo en su mata de cabellos. Su orgullo era lucir dos lujosas trenzas que, como dijo Zorrilla pintando la hermosura de Eva,

Al hablar de las torturas del infierno, era imposible no traer á la memoria los admirables versos del Dante en el Canto XXV de su poema, en que describe el suplicio de los ladrones, pintando á las culebras, devorando á aquellos, cambiando de forma y transformándose recíproca y sucesivamente unos y otros, ya en culebras ya en hombres, oprimidos por los anillos de los reptiles.

El primer síntoma de temor fué una gacetilla o novela a la mano en verso-prosa describiendo aquella nueva tertulia y pintando a cada uno de sus socios con nombres de animales; Maza la víbora, Delaunay un gallo belga, Marín el jumento, don Roque el cerdo, etcétera, etc. Esta gacetilla exasperó a los del Camarote de un modo indecible.

A la mañana siguiente, el criado que vino a despertarle quedose perplejo. Su señor no se había quitado las ropas para dormir. Pasaron los días, largos días de prisión, que él acortaba con la lectura, o pintando al óleo, con asombrosa destreza, sobre tablas de nogal, figuras de Vírgenes y de Santos. El Canónigo venía a visitarle a menudo y le incitaba siempre a que abrazara la carrera eclesiástica.

Estaba lavando vasos y esto siguió haciendo sin levantar la cabeza ni dignarse responder una palabra. Velázquez aguardó en vano alguna señal de aquiescencia: como no llegaba, trató de provocarla hablando con animación de su proyecto, pintando un cuadro lisonjero de su dicha futura. Pero la tabernera permaneció impasible y grave, como si nada de lo que estaba escuchando fuese con ella.

Mas quiero ver a Londres, sus inmensas calles, sus muelles que no tienen fin, sus parques... Aquello que es grandeza. Te diré... Luego haría una excursión por Escocia, ¡donde hay unos lagos preciosos y unas montañas...! Por allí andan las ladys visitando grutas, escudriñando ruinas y pintando paisajes.

Palabra del Dia

rigoleto

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