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Actualizado: 25 de junio de 2025
Stein cayó en una profunda melancolía. «Este santo lugar pensaba , respetado por el rumor del mundo y por la luz del día, donde venían los reyes a inclinar sus cabezas y los pobres a levantar las suyas; este lugar que daba lecciones severas al orgullo y suaves alegrías a los humildes, hoy se ve decaído y entregado al acaso, como bajel sin piloto.»
Eugenio de Salazar refiere años después que el capitán, maestre y piloto comían en una mesa; todos los demás lo hacían en cubierta sobre un pedazo de lona que más que de mantel servía para no manchar las tablas. Los marineros tenían platos grandes de madera en común y una gaveta de lo mismo para el vino.
Lo contrario de lo que ha sucedido aquí. Ya le he hecho a usted la pintura física y moral de Nieves: pues imagínese usted ahora a esa criatura tan linda, tan inteligente, de alma noble y esforzada, y de corazón limpio y sano como una bolita de oro, con los mismos gustos y las propias aficiones que yo; supóngala empeñada en que pinto mejor que Velázquez, que canto como un ruiseñor, que soy el más diestro piloto del mundo, y que no tengo precio para dirigir y disponer expediciones campestres; añada usted que me hace su maestro, su guía inseparable, su confidente y su amigo más íntimo, y añada usted también que es persuasiva por la fuerza de su talento clarísimo, y otro tanto por la virtud de su belleza; y ¡qué carape, hombre! o ha de ser uno un adoquín, o ha de creer y entregarse: entonces o nunca.
Pensaba hacer lo que hacen los hombres que son hombres. En adelante, iría armado á todas horas mientras estuviese en Barcelona. ¡Ay del que tirase sobre él, si es que no le hería!... Y guiñando un ojo, mostró á su capitán lo que él llamaba «la herramienta». Al piloto le repugnaban las armas de fuego, juguetes locos y ruidosos, de problemático resultado.
Bien así es justo que el piloto para entrar en la batalla de la navegación, donde no menos peligros que en las otras batallas suele haber, tenga las armas con que se ha de defender que son sus instrumentos, bien aparejados y ciertos, y su caballo que es el navío... Dos cosas deben tener los instrumentos de la navegación: una que sean ciertos, y otra que sean polidos e muy bien hechos, y que el piloto se precie de tenellos tales.
El capitán, por el tubo acústico que descendía á las máquinas, gritó órdenes enérgicas para que desarrollasen toda la velocidad. Mientras tanto, el piloto, agarrado á la rueda, dispuesto á morir sin soltarla, dirigía el buque en zigzags para no ofrecer una puntería fija al submarino. Todos los tripulantes contemplaban desde las bordas el bastón lejano é insignificante del periscopio.
Luego le decía al piloto las brazas con que contábamos. ¿Qué fondo tenemos? preguntaba él. Yo sacaba la sonda para que viese si era arena, fango, trozos de coral o de concha. Cuando el fondo disminuía, el contramaestre subía al castillo de proa, y quedaba de guardia con el martillo en la mano, esperando la orden para dejar caer el ancla. ¡Fondo! gritaba el piloto.
Los planos geográficos de nuestra costa hasta el Rio Negro; el que de este rio y viage levantó el Piloto de la Armada D. Basilio Villarino; el viage y observaciones hechas por los facultativos de la expedicion del Marques de Malaspina, en Valparaiso, Santiago de Chile, Mendoza, y el que yo hice de estas fronteras hasta la Laguna de Salinas, nos fijan unos puntos cardinales con que cotejar, corregir y enmendar los que deban levantarse de los terrenos interiores.
Como vido El Inglés, que piloto ya tenia A su gusto, y la tierra ha conocido, Y que tomarla bien le convenia, A su almirante Gallo ha cometido Con el piloto el caso; los dos fueron A Santos, y en el puerto se metieron.
Cogió la batelera los remos, atravesó la bahía, amarró el bote y desapareció allá entre los árboles. Mientras tornaba con la respuesta, nuestro joven se fue a hacer una visita al capitán del vapor y al piloto de las peteneras.
Palabra del Dia
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