Vietnam or Thailand ? Vote for the TOP Country of the Week !
Actualizado: 11 de junio de 2025
Ya hemos dicho que doña Luz madrugaba. También madrugaba la hija del médico. A las siete de la mañana vino a ver a su amiga, y penetró en su saloncito, donde tenía entrada libre.
Al final de él se paró ante una puerta y aplicó el oído. Dentro se oía una respiración tranquila y acompasada. Al cabo de buen rato alzó con la mano suavemente el pestillo, empujó la puerta y penetró silenciosamente en la estancia. Con los brazos extendidos hacia adelante, avanzó algunos pasos hasta tropezar con una cama. Quedó inmóvil otra vez, y con voz apagada dijo: Pedro... Pedro...
Andrés sintió un deseo irresistible de ensotarse en aquella espesura. A pesar del vago terror a lo desconocido que un bosque inspira siempre, sobre todo cuando no se han visto más que los del Retiro de Madrid, y del miedo razonable a los bichos que allí suelen tener guarida, penetró en él resueltamente.
Sus sueños de niña encerraban ya los gérmenes de ese criminal deseo; se desarrollaron bruscamente en esa famosa roca en que te sentaste con ella en el bosque, y dieron una planta vigorosa cuya flor se abrió precisamente en el momento en que Olga penetró en tu cuarto para unirte a Marta. ¿Por qué hizo eso si quería tomar el lugar de Marta? ¡Eh! ¿Acaso sabía lo que quería?
Cercóle en ella Laso con una crecida multitud, que inutilmente intentó romper á caballo en algunas ocasiones favorables que se le presentaron, para ponerse en fuga y huir del riesgo que por instantes iba creciendo: pero viendo eran inutiles sus esfuerzos para encontrar la salida, resolvió defenderse hasta el último extremo, favorecido de las puertas y ventanas de su casa, desde donde empezó á hacer fuego á la multitud que le tenia cercado, que correspondieron del mismo modo; durando la confusion hasta la media noche, en que muertos ya algunos, otros fatigados y sin fuerzas para continuar la defensa, lograron los rebeldes incendiar la casa, y volar el repuesto de pólvora que tenia acopiada para municionar aquella tropa, y caido un lienzo de pared, penetró al corral el indio Nicolas Martinez, y hallando á su corregidor aturdido en un rincon, se acercó á él y le degolló prontamente, y le bebió mucha parte de su sangre.
Tú lo sueltas seco, sin achicarte ni engrandecerte; que ella, aunque se le dé un ochavo, siempre da las gracias con la misma boquita de merengue. Vaya... Mentira me parece que he de verme en mis cuatro paredes...». v Cuando Fortunata, después de un ratito de palique con la comandanta, penetró en la otra casa, vio cosas que la pasmaron.
Sí, señor; eso ha escrito. Al través de su locura un rayo de razón penetró en el pensamiento de Montiño, ó más bien un instinto de conservación. Aguantóse, dejó las cosas como los hombres y la justicia de los hombres las habían puesto; pero en medio de su locura, su conciencia, más poderosa que ella, le acusaba de aquella muerte.
Con ademán febril le arrancó las disciplinas de la mano izquierda, se las puso en la derecha, le echó nuevamente los brazos al cuello, y, dándole un beso, le dijo muy quedo al oído en tono jovial: Has de dar fuerte, Genovita, porque así lo he prometido a Dios. Un violento temblor se apoderó de su cuerpo al decir estas palabras; pero un temblor delicioso que le penetró hasta los huesos.
Un momento después penetró en la sala, pisando tímidamente, un aldeano de madura edad, con la chaqueta al hombro, barba de quince días, y dando vueltas en las manos á un mugriento sombrero que solamente cesaba de girar cuando el aldeano sacaba una de ellas de la arrugada copa para retirar hacia atrás las ásperas y encanecidas greñas que le caían sobre los ojos. Tengan ustedes buenas tardes.
Además, aquellas lágrimas cuando se habló de Plutón... No se le ocurrió al mancebo que éste pudiera rivalizar con él en el amor de Demetria, porque sería monstruoso. Pero que engañada pudiera llevarla al fondo de la mina y allí abusara de su situación le parecía bien creíble. Desde que tal idea penetró en su mente no volvió por Canzana.
Palabra del Dia
Otros Mirando