Vietnam or Thailand ? Vote for the TOP Country of the Week !
Actualizado: 13 de junio de 2025
Y luego otro día, teniendo yo rezumando mi jarro como solía, no pensando el daño que me estaba aparejado, ni que el mal ciego me sentía, sentéme como solía, estando recibiendo aquellos dulces tragos, mi cara puesta hacia el cielo, un poco cerrados los ojos por mejor gustar el sabroso licor, sintió el desesperado ciego que agora tenía tiempo de tomar de mi venganza, y con toda su fuerza, alzando con dos manos aquel dulce y amargo jarro, le dejó caer sobre mi boca, ayudándose, como digo, con todo su poder, de manera que el pobre Lázaro que de nada desto se guardaba, antes, como otras veces, estaba descuidado y gozoso, verdaderamente me pareció que el cielo con todo lo que en él hay, me había caído encima.
Y pensando en qué modo de vivir haría mi asiento por tener descanso y ganar algo para la vejez, quiso Dios alumbrarme y ponerme en camino y manera provechosa; y con favor que tuve de amigos y señores, todos mis trabajos y fatigas hasta entonces pasados fueron pagados con alcanzar lo que procuré, que fue un oficio real, viendo que no hay nadie que medre sino los que le tienen; en el cual el día de hoy vivo y resido a servicio de Dios y de vuestra merced.
A medida que avanzaba el tiempo, sin que la criada volviese al hogar, crecía la angustia del ama, quien, si al principio echó de menos a su compañera por la falta que en el orden material hacía, pronto se inquietó más, pensando en la desgracia que habría podido ocurrirle: cogida de coche, verbigracia, o muerte repentina en la calle.
Desde que la señora Percival me había revelado la realidad, sólo había vivido para ella, pensando en volverla a encontrar y declararle francamente mi amor. ¿Es esto cierto? le pregunté al fin en una voz cuya aspereza no pude reprimir. Tomé su mano fría e inerte entre las mías y contemplé su hermosa cabeza caída. ¡Ay de mí! desgraciadamente lo es fue su débil contestación.
Se había hecho retratar numerosas veces por un camarero de a bordo que explotaba la instantánea, y estas hojas de papel saldrían camino de París en la primera escala que hiciese el buque, representándola de pie y mirando el mar con aspecto melancólico, o tendida en el sillón con el rostro apoyado en una mano y ojos «de ensueño», haciendo crochet, leyendo... pero siempre pensando en él.
Estas llegaron a ser para ella invisibles, como lo es para todos los seres el fundamental medio de nuestra vida, la atmósfera. ¿Pero qué hacía Dios que no mandaba uno siquiera de los chiquillos que en número infinito tiene por allá? ¿En qué estaba pensando su Divina Majestad?
¿Pero estás seguro de que no te has engañado? ¡Si tú hubieras conocido á su madre! Sí; sí, ya me has dicho... Verla á ella, es ver á Margarita; además, yo le había hecho una señal... ¡Una señal! Sí; antes de salir de la casa, para, llevarla á exponer en el cajón de San Martín, sin saber por qué, pensando no sé en qué, la señalé. ¡Que la señalaste! Le arranqué un pequeño bocado de un brazo.
Diviértase usted con la política, con el conspirar, con la suerte de las monarquías, y derrítase los sesos pensando en si debe haber más o menos cantidad de Rey y tal o cual dosis de Constitución.
Segundo: en esto mismo radicaba la fascinadora atracción que sobre él ejercía. Y tercero: tratándose de una mujer excepcional, era necesario emplear medios extraordinarios para lograrla. Don Juan se durmió pensando en estas cosas y en sus derivados. Ella monologueó bastante menos.
Yo procuraba no darle mucha cuerda a Bárbara, ni dejarme arrastrar por ella, y me decía: «Tengamos serenidad y no chocheemos hasta ver...». Pero pensando en ello, te lo digo ahora en confianza, salí a la calle, me reía solo, y sin saber lo que me hacía, me metí en el Bazar de la Unión y...».
Palabra del Dia
Otros Mirando