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Actualizado: 5 de mayo de 2025
Y estos tubos de ventilación, así como otros túneles verticales abiertos desde las máquinas a lo alto del navío, tenían en sus paredes estribos de acero que servían de peldaños; leves escaleras por las que podían trepar las gentes de las máquinas en momentos de peligro. El guía de los galones plateados abrió una puerta de acero pequeña como una ventana y del espesor de un muro.
Subieron los peldaños de madera y entraron en el comedor, cuyos muebles elegantes resultaban demasiado pesados y vistosos. Pirovani los enseñó con vanidad, golpeándolos para ensalzar los méritos del roble y elevando los ojos al techo mientras aludía á sus precios.
¡Atención...! ¡Marchen! dijo Gabriel, obedeciendo a una señal exterior. Y el carro sagrado comenzó a moverse con lentitud por el plano inclinado de madera que cubría los peldaños del altar mayor. Al pasar la verja hubo que detenerse.
Enderezada por esta piadosa vía, que todos los santos han recorrido, para honra de Dios y del género humano, y socorrida de su viva imaginación, llevó a cabo una porción de actos extraños y hasta incomprensibles para aquellos cuya atención está convertida al mundo y no a las prácticas religiosas, actos que el ilustre biógrafo de Santa Isabel califica de secretas y santas fantasías, que son los peldaños místicos por donde el alma sube a la perfección y se comunica con Dios.
Nosotros velamos su sueño, y ¡qué demonio!, no es faltarles al respeto si nos permitimos alguna libertad. Vaya, compañero, ya va obscureciendo: juntemos las cenas. Y los dos vigilantes cenaban en el crucero, extendiendo sobre los peldaños de mármol las viandas de sus cestas.
Mariano oyó un ruido metálico: vio cómo el zapaterillo levantaba el brazo armado con el manojo de llaves caído en los peldaños de la verja, y después oyó un choque de extraña sonoridad, como si golpeasen algo hueco. Gabriel dio un grito y cayó al suelo de bruces. El zapatero seguía golpeándole al cráneo. ¡No le des más...! ¡Detente!
Sólo se oían sobre los peldaños de piedra los recatados pasos del religioso y del tío Manolillo. En lo alto ya de las escaleras, atravesaron silenciosamente un trozo de corredor, y el bufón se detuvo y llamó quedito á una puerta. Oyéronse dentro precipitados pasos de mujer, y se descorrió un cerrojo. La puerta se abrió.
Entre tanto, la comisión representativa que había concertado hablarle aquella tarde sobre el asunto del vino, iba subiendo lentamente la magnífica escalera, deteniéndose á cada cuatro ó cinco peldaños para conferenciar sobre el modo de abordar la cuestión á fin de que tuviese mejor éxito, y se oían cosas por el estilo: Conviene pasarle la mano por el lomo, adularle y á cada tres palabras llamarle Reverencia.
Así es que el drama se encuentra en todas partes, aunque no sean los mismos sus grados de desarrollo, según el concurso feliz ó adverso de circunstancias que lo retienen en sus más ínfimos peldaños, ó lo llevan á desusada altura.
Y durante unos meses dejaba de pensar en ella, hasta que algunas alusiones de los primitivos habitantes de la colonia despertaban otra vez sus recuerdos. Al descender los peldaños de la estación vecina al Arco de Triunfo, olvidó completamente á su infeliz compañero y su temible esposa.
Palabra del Dia
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