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Actualizado: 1 de junio de 2025


El segundo, al cual se subía por unos escalones abiertos a pico en la roca, se componía de dos cuartitos. En el de la izquierda, sombrío y pegado a la peña, dormía el tío Pedro; el de la derecha era el de su hija, que gozaba del privilegio exclusivo de una ventanita que había servido en el barco y que daba vista a la ensenada.

Pasaba revista a la servidumbre y formulaba juicios y acusaciones. María no se llevaba bien con el lacayo. El cochero daba muy mala vida a su mujer, el miércoles la había pegado con la fusta hasta que se cansó. ¡Qué hombres tan perversos hay! ¿verdad, señorita? Para dar con uno así, más vale quedar soltera toda la vida. La generala procuraba cortar secamente los asuntos y abreviar.

¡Qué me importa el ridículo! replicaba el desgraciado entre sollozos, con el rostro pegado a la seda de su vestido . Por ti me pondría en ridículo delante del mundo entero. Clementina hacía esfuerzos por calmarle, pero sin apiadarse. No hay fiera más cruel que una mujer hastiada. Le dejó desahogarse un rato, y cuando le vió más sosegado, se levantó del sofá.

Un poco más allá de Villoria dejó la orilla del río y tomando un caminito de montaña, capaz sólo para las carretas del país, comenzó á subir la colina en dirección á Arbín. La cuesta era agria, pero no muy larga. Antes de un cuarto de hora tropezó con las tapias de la pomarada de su primo. Siguió pegado á ella algún tiempo y dió pronto con la casa que estaba en lo más alto.

Escuchad lo que iba diciendo entre dientes el atildado notario de la calle de Verneuil: ¡Maldita aventura! ¡Que me lleve el diablo si sospechaba siquiera que le hubiese dado derechos a este animal de turco!... porque, ¡vaya si lo es!... Pero, ¿por qué no me habré puesto las gafas?... Parece que le he pegado un puñetazo en la nariz... , sin duda: su tarjeta está manchada de sangre, y mi mano lo está también.

La vista pues en tal caso, presentaria todo el objeto en un plano de perspectiva; y como además no habria medio de apreciar ni aun de conocer la distancia del ojo al objeto, probablemente se creeria el objeto pegado al mismo ojo, ó hablando con mas verdad y rigor, la sensacion no nos representaria mas que un simple fenómeno cuyas relaciones y causa no podríamos explicarnos.

Al acercarse a la puerta, pegado a la pared, por huir del fango, Mesía creyó sentir la corazonada verdadera, la que él llamaba así, porque era como una adivinación instantánea, una especie de doble vista.

Todo el mundo la miraba con sorpresa, sin adivinar su propósito. Los mechones del pelo lacio se le habían pegado, con las lágrimas, sobre las sienes; la tristeza y la indignación se pintaban juntas en su semblante enrojecido. Pudo al fin hablar. ¿Y , con esta tranquilidad, vas a casarte? Adriana comprendió al punto su intención.

A la entrada le llama a usted ya la atención un pequeño aviso que advierte, pegado en un poste, que nadie puede entrar en el establecimiento público sino los viajeros, los mozos que traen sus fardos, los dependientes y las personas que vienen a despedir o recibir a los viajeros: es decir, que allí sólo puede entrar todo el mundo.

La luz y el aire parecía que le despejaban algo la cabeza, y empezó a darse cuenta de la situación. ¿Pero era verdad lo que había dicho y hecho? No estaba segura de haberle pegado; pero de que le dijo algo. ¿Y para qué la otra la había llamado a ella ladrona?... Subió por la calle de la Paz, pasando a cada instante de una acera a otra sin saber lo que hacía.

Palabra del Dia

consolándole

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