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Actualizado: 1 de mayo de 2025
Entonces se fijó Simón en la niña; y olvidando por un momento sus disgustos, corrió también hacia ella. ¿Te has caído? la preguntó con cariñoso anhelo . ¿Te han pegado? ¿Por qué sangras?... ¡Habla, hija mía, por Dios!... La niña, después de sollozar un rato, refirió, punto por punto, cuanto la había ocurrido.
Sobre la mesa presidencial campeaba una magnífica escribanía de plata, y á derecha é izquierda de aquella dos bangas, cuyas bocas las cerraba un papel pegado con morisqueta.
Mariana había visto que el aya tenía el oído pegado a la puerta. ¿Qué está pasando ahí dentro, Marta, para que lo estéis oyendo con tanta inquietud? ¿Hablan de vos? Sí, sí, de mí murmuró la viuda. No quiero molestaros con mi presencia; dentro de un rato me diréis lo que haya pasado, ¿verdad?
De estas dos desgracias podríamos hacer una felicidad, si el mundo no fuera lo que es, esclavitud de esclavitudes y toda esclavitud... Me parece que la estoy viendo cuando le dije aquello... ¡Qué risita, qué serenidad, y qué contestación tan admirable! Me dejó pegado a la pared.
Pero ¿a qué vienen esos lloros?... ¿Qué han hecho las niñas? Señora dijo al fin D. Paco entre sollozos, hipidos y babeos ; me han pegado, me han arrastrado, me han... Asuncioncita se puso a imitar a la gente de los paseos. Presentacioncita bailó el zorongo, el bran de Inglaterra y la zarabanda... Luego pasó por la calle un caballerito, miró adentro y les arrojó este billete.
Luego, pegado á ella, se deslizó cautelosamente temblando de ser reconocido y cuando estuvo lejos se dió á correr locamente hacia su posada.
Cuantos se hallaban presentes, incluso Materne, que había acudido a toda prisa, se estremecieron de pies a cabeza al ver la mirada que Juan Claudio dirigió al contrabandista. Este, a pesar de su audacia habitual, quedose sobrecogido y no sabía qué responder. Vamos, vamos, Juan Claudio dijo por último ; la cosa no es tan grave como dices. Todavía no hemos pegado nosotros.
Permaneció silenciosa largo rato, con la mirada vaga: su mirada de locura, acompañada siempre de pensamientos absurdos. Tú debes haber pegado a las mujeres dijo mirándole con curiosidad . No lo niegues. ¡Si eso me interesa mucho!... A tu mujer, no; sé que es muy buena.
Llególe entonces el turno al último paquete, que era el más voluminoso: abriólo con mucho tiento, por haberse pegado una esquinita del sobre, y al punto salieron de él otros dos en blanco, y un tercero en que venía escrito un nombre que hizo a Jacobo pegar un salto, murmurando una de esas palabrotas groseras, familiares en momentos de cólera o sorpresa aun a personas que presumen de cultas.
Las fuerzas de Stein le abandonaron, y cayó medio exánime en un banco de piedra pegado a la pared cerca de la puerta.
Palabra del Dia
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