United States or Guam ? Vote for the TOP Country of the Week !


Parecióme que al verme cerró los ojos, y que asió las rejas con sus dos manos para sostenerse. Cuando me dirigió la primera pregunta, temblaba su voz de tal modo, que era imposible entender sus palabras. Sin poder decir una sola, incapaz de discurso y de movimiento, permanecí yo breve rato con la cara apoyada en la reja. La monja que la acompañaba me obligó por fin a romper el silencio. La Sra.

Al lado de la señora Laroque estaba sentada una señora que tejía: en su semblante triste y poco gracioso, no pude desconocer á la prima en segundo grado, viuda del agente de cambio, fallecido en Bélgica. La primera mirada que arrojó sobre la señora Laroque parecióme llena de una sorpresa que rayaba en estupor. Me hizo repetir mi nombre. Perdóneme... señor... Odiot, señora...

Aquel trabajo febril me ocupó hasta hora muy avanzada de la noche. Por fin pareciome que había terminado una tarea ineludible; todas las fibras irritadas se relajaron, y ya al amanecer, cuando despertaban los pajarillos, me dormí presa de la más deliciosa languidez. Al otro día Oliverio me habló de mi encuentro con sus primas, de mi turbación, de mi huida. Haces misterio me dijo, y te equivocas.

Despues de ese corto diálogo insignificante, parecióme estar autorizado para seguir la conversacion.

Por cierto estraña y nunca vista cosa, Despavilé la vista, y parecióme Verme en medio de una ciudad famosa. Admiración y grima el caso dióme, Torné á mirar, porque el temor ó engaño No de mi buen discurso el paso tome. Y dixeme á mi mismo: no me engaño.

"Mas no vendrán dijo , porque no hay gente en todas estas islas que no piense ser cosarios todos cuantos surcan estas riberas, y en viendo la nave o naves luego toman las armas para defenderse, y si no es con asaltos nocturnos y secretos, nunca salen medrados los cosarios." Parecióme bien su consejo; tomé yo el un remo y ayúdele a llevar el trabajo.

Pareciome el extranjero digno de alguna consideración, trabé presto amistad con él y lleno de lástima, traté de persuadirle a que se volviese a su casa cuanto antes, siempre que seriamente trajese otro fin que no fuese el de pasearse. Admirole la proposición, y fue preciso explicarme más claro.

Esta segunda guerra, más ardiente tal vez aunque menos brillante que la anterior, pareciome buen asunto para otras diez narraciones, consagradas a la política, a los partidos y a las luchas entre la tradición y la libertad, soldado veterano la primera, soldado bisoño la segunda; pero ambos tan frenéticos y encarnizados, que aun en nuestros días, y cuando los dos van para viejos, no se nota en sus acometidas síntoma alguno de cansancio.

Julia, puestas las manos sobre las rodillas, inmóvil, con expresión de intensa curiosidad en el semblante, tenía sus grandes ojos taciturnos fijos en el desconocido. En pocos segundos me di cuenta de todo lo que he dicho. Luego pareciome que las luces se apagaban, mis piernas se doblaron y me desplomé sobre el banco. Un espantoso temblor agitaba mi cuerpo de la cabeza a los pies.

Como me vi suelto, corrí a él, rodéele todo, sin osar llegarte con las manos, acordándome de la fábula de Isopo, cuando aquel asno tan asno, que quiso hacer a su señor las mismas caricias que le hacía una perrilla regalada suya, que le granjearon ser molido a palos. Parecióme que en esta fábula se nos dio a entender que las gracias y donaires de algunos no están bien en otros.