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Actualizado: 12 de junio de 2025


Daban un panecillo a cada muchacho, y esto ayuda. Pero aguárdate; un día y otro no, me hacía novillos el tunante. Después le puse en los Católicos de ahí abajo, y se me escapaba a las pedreas... Es un purgatorio saltando. Nada, nada, a trabajar. ¡Qué puñales!..., no están los tiempos para mimos. Estoy muy mal de acá, hija.

Y cuando se cree una que es el acabose de la pobreza, resulta que hay otros más miserables, porque una se echa a la calle, y pide, y le dan, y come, y con medio panecillo se alimenta... Pero estos que juntan la vergüenza con la gana de comer, y son delicados y medrosicos para pedir; estos que tuvieron posibles y educación, y no quieren rebajarse... ¡Dios mío, qué desgraciados son! lo que discurrirán para matar el gusanillo... Si me sobra dinero, después de darle de almorzar, he de ver cómo me las compongo para que tome la peseta que necesita para pagar el catre de esta noche.

Juan no había tomado más alimento que una taza de café de ínfima clase y un panecillo. No pudo entretener el hambre contemplando la hermosura de la nieve, en primer lugar, porque no tenía vista; y en segundo, porque aunque la tuviese, era difícil que al través de la reja de vidrio empañada y sucia de su desván pudiera verla.

El que viva en el Palacio Real, no tiene precision de salir de allí para proveerse de todas las cosas de la vida, desde el panecillo que cuesta un sueldo, hasta la sortija que vale diez mil duros. Aquello no es un edificio; es una gran exposicion; una ciudad; un pueblo.

Rióse el lacayo, desenvainó su calabaza, desalforjó sus rajas, y, sacando un panecillo, él y Sancho se sentaron sobre la yerba verde, y en buena paz compaña despabilaron y dieron fondo con todo el repuesto de las alforjas, con tan buenos alientos, que lamieron el pliego de las cartas, sólo porque olía a queso. Dijo Tosilos a Sancho: -Sin duda este tu amo, Sancho amigo, debe de ser un loco.

La duquesa recordó que, efectivamente, se le debían más de 600 francos. No llores más dijo . Aquí tienes algún dinero; ve a la panadería de la calle del Bac y compra un panecillo de Viena para el señor y para nosotros lo traes del otro. Llévate eso a la cocina; es el almuerzo del señor. Y Germana, ¿ya está levantada? , señora; el médico la ha visto a las diez.

Naturalmente decía Ido a cada instante, echando ansiosas miradas en redondo por ver si aparecía la chuleta. Jacinta entró con un plato en la mano. Tras ella vino Blas con el mismo velador en que había almorzado el señorito, un cubierto, servilleta, panecillo, copa y botella de vino.

Y ahora me vuelvo a mi escondrijo, hasta que pueda salir de él vestida de persona mayor... ¡Ah!... se me olvidaba añadió después de haber retirado un poco la carita del ventanillo : he visto en el armario unas flores iguales a las que llevaba en el pecho esta mañana, si no son las mismas... Lo son, respondió Leto hecho una grana, como si le hubieran achacado el robo de un panecillo.

La hija del tal, madre de la criatura, y de otra que enferma quedara en casa de una vecina, se había muerto dos días antes «de miseria, señora, de cansancio, de tanto padecer echando los gofes en busca de un medio panecillo». ¿Y qué hacía él ahora con las dos crías, no teniendo para mantenerlas, si para él solo no sacaba? El Señor le había dejado de su mano.

En ayunas vengo, y en ayunas desde anoche, tía Zarandaja, dijo el rapista, salvo dos onzas de queso y un panecillo que compré esta mañana en una tienda, cuando salía de allí, adonde picardías de un mal familiar, que ya está bien castigado, me llevaron; y venga, venga, tía Zarandaja, la uña de vaca con habas y morcilla, que voy a comerla con el mismo gusto que si no hubiera comido en mil años.

Palabra del Dia

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