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Actualizado: 28 de mayo de 2025


El doctor obedeció y después de besarle la frente salió del aposento. Junto a la puerta estaba Amaury. El padre de Magdalena, sin despegar los labios le llevó de la mano al oratorio de su hija; allí se arrodilló ante la cruz y obligando también al joven a arrodillarse le dijo: ¡Oremos, hijo mío! ¡Dios eterno! ¿Ha muerto ya Magdalena? gritó Amaury. No.

Ana vio al gran Constantino que abría. ¿Qué pasa? Don Fermín... ahí en la sala.... ¡Ah!... me alegro. Entró la Regenta y doña Petronila se fue hacia la cocina, al otro extremo de la casa. «Si llaman, que no estoy», dijo a la criada. Y pasó al oratorio que tenía cerca de su alcoba.

Hablé por tanto rato, que el cura quedó como aturdido. Pasamos la tarde en charlar y disputar. El cura desplegó todo su talento oratorio, para probarme que la resignación es una virtud llena de sabiduría y fácil de alcanzar. ¡Ah, mi cura le respondía con toda seriedad, no sabéis lo que es el amor! Créeme, Reina, con un poco de buena voluntad olvidarás y te sobrepondrás fácilmente a esta prueba.

En esto fueron entrando otras muchas personas en el salón. Llegaron Mariana Calderón y su hija Esperanza, los condes de Cotorraso, Pepa Frías y su hija Irene. Esta última traía el semblante pálido y ojeroso: como que salía de la cama donde había estado algunos días retenida por una afección nerviosa. Ya que estuvo poblado, la marquesa les invitó a pasar al oratorio y así lo hicieron.

Por último, la tonalidad general de este cuadro, que puede causar en un museo efecto poco favorable, estaría de fijo calculada conforme a la decoración y ornato del oratorio donde había de figurar. En San Antonio Abad visitando a San Pablo, ermitaño , no falta tampoco espíritu religioso, sino, por el contrario, tiene la escena todo el austero carácter que requiere su índole.

En nombre de Cristo, renuncia a Cristo, y diciendo siempre «no», dice, en realidad, «». Se iba arrebatando con su propia elocuencia. En su entusiasmo oratorio, hasta sintió un escalofrío, y, con voz conmovida, añadió: , es cristiana y voy a probároslo, señores jurados.

Encontrose a un anciano harapiento que solía pedir, con una niña en brazos, en el Oratorio del Olivar, el cual le contó llorando sus desdichas, que serían bastantes a quebrantar las peñas.

Tal era su previsión, que rara vez dejaba de llevar la cantidad necesaria para los pobres de uno y otro costado: como aconteciera el caso inaudito de faltarle una pieza, ya sabía el mendigo que la tenía segura al día siguiente; y si sobraba, se corría el buen señor al oratorio de la calle del Olivar en busca de una mano desdichada en que ponerla.

En resumen, todo es porque dejo en libertad á mi familia, para que se entregue á las prácticas religiosas y se entretenga con esa devoción bonita, inventada por los jesuítas. ¡Qué he de hacer yo, si eso las divierte! ¿Quieres acaso que me Imponga como un tirano de comedia, y diga: «Se acabó el trato con los Padres, aquí no hay más misa que la que diga el cura de Portugalete en el oratorio del hotelEso no lo hago yo, Luis.

Luminosa beatitud comenzaba a bañarla el semblante. Su palidez sobrepujó las alburas del mundo, el azahar, los lirios, la nieve. Ramiro recordó la descripción de los arrobos de la madre Teresa de Jesús y de otras siervas admirables del Señor, y acordose también de su propia madre, cuando, después de larga plegaria en el oratorio, se desplomaba de súbito, como herida de dulcísima muerte.

Palabra del Dia

condesciende

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