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Actualizado: 30 de junio de 2025
Pero mientras se me ha ido la pluma hablando de Miranda, el buque avanza, y al fin, dos días después de haber dejado Puerto Cabello, notamos que las aguas del mar, verdes y cristalinas en el Caribe, han tomado un tinte opaco, más terroso aún que el de las del Plata.
Al pasar junto al jardín de Páez, la luz de gas que brillaba entre las filigranas de hierro de la verja, en un globo de cristal opaco, le hizo ver su sombra de cura dibujada fantásticamente sobre la polvorienta carretera. Se avergonzó, testigo él mismo de sus locuras; y contuvo el paso. «Debo de estar borracho.
Bien se declaraban las torpes aficiones en el mirar opaco de sus ojos, hundidos y extraviados, y en la palidez cadavérica de las mejillas, a la cual también contribuía la dolencia crónica que le aquejaba hacía algunos años. Al llegar en el verano anterior a su pueblo natal habíase alojado en casa de su hermano Tomás, quien pensó que se le entraba con él la fortuna por la puerta.
Como luz encerrada en un vaso opaco Que llena el interior de claridad, Sin que perciba el ojo indiferente La misteriosa lumbre que allí está. Imágen tomada de la sagrada Escritura. Con la cabeza de la fé en la almohada, Y en brazos de la inmensa eternidad. La muerte es un don bendito.
Por el paraíso circuló un rumor misterioso y profundo, el rugido opaco de la emoción que se comprime y refrena para mejor estallar después. Comenzó la escena de la despedida del moribundo y su familia.
En aquella noche, mientras representaban Les Cloches de Corneville, Basilio estudiaba delante de una vieja mesa, á la luz de una lámpara de aceite, cuya pantalla de cristal opaco sumía en media claridad su melancólico semblante.
Un hombre con alma de artista ha pasado muchos años tallando esas maderas, el tiempo cariñoso ha venido a contemplar su obra, comunicándoles el tinte opaco y lustroso, el aspecto de vetusto que las hace inimitables... ¡para que un cura imbécil y colorista arroje sobre ellas un tarro de añil diluido, encontrado en un rincón de la sacristía!
A aquella pregunta de Dorotea, pregunta hecha con sinceridad, con candor, con anhelo, Montiño sintió una especie de vértigo. Dorotea se había transfigurado; su alma, un alma entusiasta, enamorada, noble, se exhalaba de su mirada, de la expresión de su semblante, de su boca trémula, de su acento cobarde, ardiente, opaco.
Así aduciría yo razones y pruebas a los que pretenden que nuestra tierra no es el centro del Universo, sino astro pequeño y opaco, que va rodando en torno del sol, como Venus, Marte, Saturno y otros planetas.
Escuchándola, Ulises empezó á pensar qué hueso podría romperle un marino á un catedrático de retórica sin incurrir en responsabilidad. Un día, Cinta buscó por toda la casa un dedal opaco y gastado que le servía muchos años. De pronto cesó en sus rebuscas, se puso encarnada y bajó los ojos. Su mirada había encontrado la mirada fugitiva de su primo. Lo tenía él.
Palabra del Dia
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