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Actualizado: 18 de junio de 2025
Cinco días posaron en Sevilla y durante ellos las partidas de mantenimientos, son análogas á las del documento anterior, aumentadas con las ollas que les enviaron para cocinar, y además especias, carbon, ciruelas, paja y carne de vaca para el león. 21 par de pollas á 7 mrs. el par. 20 pares de gallinas á 8 mrs. el par. 2 terneras 150 mrs. 40 piezas de vacas dos libras cada pieza. 40 mrs.
Mientras Hullin se enteraba del desastre de nuestros ejércitos y mientras se dirigía lentamente, cabizbajo y preocupado, hacia la aldea de Charmes, todo seguía su marcha acostumbrada en la granja de «El Encinar». Nadie pensaba ya en el extraño relato de Yégof, nadie se cuidaba de la guerra; el viejo Duchêne llevaba los bueyes al abrevadero; el pastor Robin removía la cama del ganado, y Anita y Juana desnataban las ollas de leche cuajada.
El techo de cal, reblandecido en húmedas manchas, dejaba filtrar al aposento las gotas de la lluvia, recogidas en el suelo sobre algunos cacharros sin nombre ni forma, ollas extrañas y panzudas de centenaria fecha. Aquel lento gotear de enero dentro del cuarto tenía un son de quejido y de miseria que laceraba el corazón.... Todo era tedio y dolor en la casona.
No seas golosa, ama; no seas golosa; no te acuerdes tanto de las ollas de Egipto, como decía el señor Cura, quien te solía reprender por ese vicio de la gula dijo Inesita riendo. No es gula, ingrata. Yo me lamento por ti, y no por mí. A mí me basta con un plato de alboronía o con un gazpacho. Por otra parte, yo no me duelo sólo de la comida, sino también de otras cosas. Y me duelo con razón.
Sus edificios eran suntuosos, casi todos de piedra labrada, y bien techados al modo de España. Nada igualaba la magnificencia de sus templos, cubiertos de plata maciza; y de este mismo metal eran sus ollas, cuchillos, y hasta las rejas de arado. Para formarse una idea de sus riquezas, baste saber que los habitantes se sentaban en sus casas en asientos de oro!
Dos jarras grandes bermejas para enfriar el vino 4 mrs. Seis ollas grandes de tanjar 30 mrs. Tres esteras de enea en que estendiesen la vianda. Costaron traer «dos cargas de enea para echar donde comieron» . 6 mrs. Dí á los cocineros e a los once que ayudaron a esto 40 mrs. Dí á los juglares 30 mrs.
Y las mujeres salieron asimismo vestidas muy ricamente, con unas mantas y fajas, que ellos llaman chumbis, muy labradas de oro, y con los prendederos de oro muy fino, los cuales son unos alfileres largos de dos palmos que ellos llaman topos; y ansí mismo sacaron estas mujeres el servicio con que habian de servir y guisar de comer á sus maridos, como son ollas y cántaros pequeños, y platos y escudillas y vasos para beber, todo de oro fino.
Su santo sólo hablaba la lengua de Valencia, y había corrido media Europa predicando á muchedumbres de idiomas diversos, haciéndolas llorar de mística emoción y arrepentirse de sus pecados. Mientras Ferragut tuviese el mando, él se quedaba. Si no le quería de cocinero, sería marmitón, fregaría las ollas. Lo importante era seguir pisando la cubierta del buque. El capitán tuvo que acceder.
Isleta de las ollas denominaba el mismo Salazar á este factor de la comida, que no poca materia dió también al buen humor del Obispo de Mondoñedo.
El fogón de la nave era llamado «la isla de las ollas» por su gran número, pues cada grupo cuidaba de la suya. Y cuando llegaba la hora de la comida, los mismos pajes que acababan de tender para los marineros un mantel en el suelo, con platos de madera, daban a gritos la señal. Tabla, tabla, señor capitán, piloto, maestre y buena compaña. Tabla puesta, vianda presta.
Palabra del Dia
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