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Actualizado: 26 de mayo de 2025
11. ¿Quién descubrió Colombia y cuándo la descubrió? 12. ¿Por qué no fué conquistada ni colonizada? 13. ¿Qué éxito tuvo Ojeda? 14. ¿Qué forma de gobierno se estableció primero? 15. ¿Qué gobierno se estableció en 1718? 16. ¿Cuánto tiempo duró el virreinato? 17. ¿Cómo se puso fin al virreinato? 18. ¿Cuáles eran las fases sucesivas del gobierno? 19. ¿De qué divisiones se compone la república?
Ojeda logró establecerse firmemente a lo largo de la costa, luchando constantemente con los indígenas. Pero fué en balde su esfuerzo de conquistar el reino chibcha, situado en la meseta.
Pronto notó Ojeda una transformación en el carácter de Teri. Perdía por momentos su alegre inconsciencia de pájaro loco. Era más grave en sus palabras; mostraba una mesura conservadora en sus juicios sobre el amor. Ella, que al principio le incitaba a narrar las aventuras de su pasado, riendo gozosa cuanto más incontables eran, palidecía ahora con un gesto de protesta.
Eran versos, versos alemanes de extremado sentimentalismo, que Ojeda entendió vagamente, adivinando el misterio de unas estrofas por el sentido de otras mejor comprendidas.
Saludaron éstos a la oficialidad del buque con grandes curvas de sus chapeos de paja, y entraron luego en el comedor, donde estaban extendidos los documentos entre botellas de cerveza hamburguesa. Con estos brasileños subieron muchos de los que esperaban en los botes. Ojeda vio que Maud se abalanzaba hacia la escalera de los salones.
Llegaban hasta ellos las ondulaciones del gentío al abrir círculo en torno de los vendedores que exhibían nuevas mercaderías. Ojeda se sintió molestado por esta confusión de gritos y empellones. «¿Si nos fuésemos arriba?...» Y por una de las escaleras que arrancaban de la cubierta de paseo, subieron al último piso del buque, llamado en el lenguaje de a bordo «cubierta de botes». Nadie.
¡La campana de don Miguel! repitió una voz junto a Ojeda .Hay que tener resolución... ¡Arriba! Y entre el revoloteo de las cubiertas repelidas, pasó sobre él un cuerpo de satinados y firmes contactos. La vio de pie ante la chimenea, envuelta en fulgores de horno que inflamaban con tono arrebolado las nacaradas blancuras de su desnudez.
A las once de la noche se vio Ojeda dentro de un automóvil camino de la estación del Norte, pasando por calles solitarias y dormidas, en las que empezaban a estacionarse los serenos. No había querido que le acompañasen su hermana y su cuñado, evitándose así las últimas expansiones familiares. Cerca de la estación vio, al doblar una esquina, el Teatro Real. ¡Adiós, recuerdos! ¡Adiós, María Teresa!
Al lado de él, como si la afinidad de gustos les impusiese este contacto, se sentaban los tres comerciantes españoles. Más allá, el conferencista italiano levantó la cabeza y descansó un libro en las rodillas para saludar a Ojeda. Cerca del fumadero, la madre de Nélida pareció acariciarle con sus ojos de brasa y el padre le gratificó con una sonrisa protectora.
Venga acá, doctor dijo Zurita a Ojeda, aplicándole el título universitario . Estábamos conversando de cosas de su país, de los primeros navegantes que se lanzaron por estos mares. ¡Qué hombres corajudos! ¡Cosa bárbara!... Yo siento orgullo al hablar de ellos. Al fin, todos somos de la misma sangre. Mi abuelo era gallego.
Palabra del Dia
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