Vietnam or Thailand ? Vote for the TOP Country of the Week !
Actualizado: 10 de junio de 2025
Nela, querida hermana dijo la señorita con elocuente cariño . ¿Qué conducta es la tuya?... ¿Por qué no has parecido por allá en todos estos días?... Ven, Pablo desea verte.... ¿No sabes que ya puede decir «quiero ver tal cosa»? ¿No sabes que ya mi primo no es ciego? Ya lo sé dijo Nela, tomando la mano que la señorita le ofrecía y cubriéndola de besos. Vamos allá, vamos al momento.
Movido de estas razones y de las que su venganza le ofrecia, acudió antes que su fama á Trapana con todo su poder, y fué con tanta presteza sobre su enemigo, que apenas supo Cárlos que venia, cuando vió sus armas, y se halló forzado á levantar el sitio y retirarse afrentosamente á Calabria.
¿A qué entras aquí, a ver? gritó la cigarrera . ¿Qué se te ofrece? Se me ofrecía... dos palabritas. ¿Palabritas? Tengo que hacer más que oír tus tontadas.
En una casa tocaba la orquesta valses y se veían algunas parejas bailar á la luz de los quinqués y lámparas... ¡qué mezquino espectáculo le pareció comparado con el que se ofrecía en las calles! Y pensando en Hong Kong se preguntó si las noches de luna en aquella isla serían tan poéticas, tan dulcemente melancólicas como las de Filipinas y una profunda tristeza se apoderó de su corazon.
Cuando acertaban á darles en la cara, la muchedumbre aplaudía con entusiasmo. Otros, de pie sobre las banquetas de los coches con una botella en la mano y una copa en la otra, servían manzanilla á los conocidos que divisaban. ¡Velázquez! ¡Eh, Velázquez! El majo vió un máscara que desde lo alto del coche le ofrecía una copa de vino y se acercó. Ven acá, valiente.
Volviendo la vista atrás, después de caminar un trecho, se señoreaba la hermosa villa que la luz matinal hería de soslayo, haciendo brillar aquí y allá alguna blanca fachada. Detrás, la vasta llanura del mar, que con los rayos oblicuos del sol naciente, ofrecía un color blanco lechoso.
Mientras María participaba con el gran cantante de la desaforada ovación que le ofrecía un público, que de rodillas los veneraba humildemente, se representaba una escena de diferente carácter en la pobre choza de que ella saliera poco más de un año antes. Pedro Santaló yacía postrado en su lecho. Desde la separación de su hija no había levantado cabeza.
Hecho esto, me vine y di cuenta de cuanto había pasado al renegado y a mis compañeros; y ya no veía la hora de verme gozar sin sobresalto del bien que en la hermosa y bella Zoraida la suerte me ofrecía.
Un rato llevaban de interesante conferencia, cuando sonó la campanilla, y a poco entró Maxi en el gabinete, que era donde su tía y don Francisco estaban. Fortunata estaba planchando. En cuanto vio llegar a su marido, fue a ver qué se le ofrecía, pues algo desusado debía de ser. A tal hora, las diez de la mañana, no venía jamás a casa el pobre chico.
La calle con su bullicio y la diversidad de cosas que en ella se ven, ofrecía gran incentivo a aquella imaginación, que al desarrollarse tarde, solía desplegar los bríos de que dan muestras algunos enfermos graves.
Palabra del Dia
Otros Mirando