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Actualizado: 6 de junio de 2025
Apretóseles con razones y con textos en sólida explicación de los suyos y con profecías innegables de las verdades católicas. Mas, ¿cómo ha de entrar la Fé sin la pía afición? Cómo se ha de cautivar el entendimiento, donde la soberbia reina? O cómo a de confesarse convencido el entendimiento, cuando arrestada a su perdición la voluntad, hace punto y gala de ser pertinaz y obstinada?
No hacia menos interesante este castillo la malhadada suerte de su dueño D. Alonso Fernandez Coronel, sitiado en él por el rey D. Pedro en persona y por el maestre de Alcántara D. Juan Nuñez de Prado, vencido tras una obstinada defensa y en sus propios estados degollado.
No podía dudarse que el fin del anciano se aproximaba, pero la vida había tomado posesión muy fuertemente de aquel enérgico corazón, para desprenderse de él, sin una lucha obstinada. El doctor había anunciado que la agonía sería larga.
De todas las amigas de infancia de Beatriz, una sola, mayor que ésta en dos o tres años, le había quedado obstinada y tiernamente fiel. Esa amiga era la vizcondesa de Aymaret, prima de la señorita de La Treillade, cuya linda calumniadora había perfidamente asociado el nombre de aquélla con el del marqués de Pierrepont, en su crónica escandalosa.
La condesa, por hallarse en presencia de un extraño, no soltó la ira que a borbotones quería escapársele del pecho, al ver en su hijo la obstinada genialidad, que amenazaba echar por tierra todos sus proyectos; mas conociendo yo que aquel volcán necesitaba cumplido desahogo por el cráter de la boca y quizás por el de las manos, juzgué prudente retirarme.
Aquí Fuso Negro saca un mendrugo de entre la camisa y comienza a roerlo, con la mirada adusta y obstinada. El Caballero cierra los ojos y se recuesta sobre las algas que sirven al loco de camada. Se oye el bordón del viento y el tumbo de las olas en la playa. El Caballero suspira sin abrir los ojos. ¿Tienes hambre, hermano Fuso Negro?
De pronto las vacas se removieron mansamente: a lento paso llegaba el toro. Y ante aquella chata y obstinada frente dirigida en tranquila recta a la tranquera, los caballos comprendieron humildemente su inferioridad. Las vacas se apartaron, y Barigüí, pasando el testuz bajo una tranca, intentó hacerla correr a un lado. Los caballos levantaron las orejas, admirados, pero la tranca no corrió.
No hay manera de convencerla de su error. Digo error, porque yo hube de comprobar la certidumbre de la historia que antes referí; hay testigos fidedignos que la acreditan. Pero la Juana es obstinada y de cortas entendederas. Y vamos al grano. El furor de Juana contra Belarmino, siempre que se irritaba, y el motivo que la hacía irritarse tan a menudo, derivábanse de la existencia de esa niña.
El recogimiento en la reflexión, el asiduo examen interior, el inveterado instinto y la obstinada necesidad de mirar dentro de sí mismo, lo habían envenenado. ¿Vuelve jamás la gota de agua a parecer líquida perla después de que el ojo armado de una lente ha visto dentro de ella un mundo horrible?
Liette estaba desesperada, cuando una mañana se presentó Raúl en el correo con el sabio médico. Mi amigo el doctor Duplan, que viene a pasar unos días en el castillo, invitado por mí, tendrá mucho gusto en ponerse a la disposición de usted. Espero que nuestra querida obstinada no se negará a recibirle.
Palabra del Dia
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