Vietnam or Thailand ? Vote for the TOP Country of the Week !
Actualizado: 4 de octubre de 2025
Era de mediana estatura, moreno, con un pie breve que la obligaba á ella á recoger los suyos debajo de las faldas , y su frente aparecía como un triángulo bajo dos crenchas de pelo lisas, negras, lustrosas cual planchas de laca. El tipo opuesto de los hombres que la rodeaban. Además vivía en París, en la ciudad que ella no había visto nunca, después de numerosos viajes por ambos hemisferios.
Nada le decía de aquellas grandes batallas que le obligaba a ganar en el extremo Oriente, en las que ella le asistía haciendo el papel de reina consorte, con arranques de amazona. Algunas veces le propuso, hablándole al oído, viajes muy arriesgados a países remotos que él ni de nombre conocía.
Vertiz, ponderando la esterilidad de los terrenos, los peligros á que estaban expuestos los indios, y el rigor del Super-intendente: porque su fervor, eficacia y fatiga no los dejaba dormir en el ocio de su haraganeria, y les obligaba á trabajar en la agricultura, por cuyos medios con las producciones de sus frutos ha verificado sus informes.
Don Diego y su hijo le alabaron su honrosa determinación, y le dijeron que tomase de su casa y de su hacienda todo lo que en grado le viniese, que le servirían con la voluntad posible; que a ello les obligaba el valor de su persona y la honrosa profesión suya.
Si Rosalía no hubiera ido a verla con el objeto que sabemos; si su afán de proporcionarse dinero no fuera tal que la obligaba a pasar por todo, seguramente habría rechazado las finezas con que aquella mujer, tan inferior a ella por todos conceptos, quería subir hasta su elevada esfera; pero no quiso mostrarle esquivez en el momento de pedir un favor... ¡Y qué favor tan denigrante!
Nada, al buscar en este cajón unos papeles, me hallé con un revólver que ya no me acordaba que tenía, y lo estaba mirando. Cecilia no creyó palabra. Experimentó desde entonces cierta inquietud que la obligaba a vigilarlo más que antes. Transcurrieron dos meses. El desdichado joven, aunque persistía en la misma vida apartada y sombría, mostraba algunas vagas señales de reverdecimiento.
Pero las necesidades de la concurrencia mercantil, el deseo de producir barato, aunque fuese malo, obligaba a apresurar el envejecimiento del vino, poniéndolo al sol para acelerar su evaporación.
No puedo creer que tú seas capaz de engañarme. ¿Lo que dices es una locura o qué es...? ¿A dónde me llevas...? Por Dios, no hagas una locura. Cochero, cochero, a la calle de la Amargura. El cochero irá donde yo le mande exclamé alzando la voz, porque el ruido del carruaje nos obligaba a hablar a gritos . Regocíjate, Inés, alégrate, amiguita.
Dimmesdale era un verdadero sacerdote, en la significación vasta de esta palabra: un hombre verdaderamente religioso, con el sentimiento de la reverencia muy desarrollado, y con un género de inteligencia que le obligaba á no desviarse de los senderos estrechos de la fe, que cada día se volvía en él más profunda.
Sentía deseos de sollozar. Acaso esto hubiera aliviado su corazón, pero el orgullo dominaba sus lágrimas, las obligaba a volverse atrás cuando querían salir. Largo rato paseó por la estancia sin detenerse, con el rostro pálido, los ojos secos y febriles, la frente dolorosamente fruncida. A la puerta oyó los leves aullidos del perro que quería entrar. Fue a abrirle.
Palabra del Dia
Otros Mirando