Vietnam or Thailand ? Vote for the TOP Country of the Week !

Actualizado: 14 de junio de 2025


Dio un empujón al hermano. «Anda, zonzo; trépate en el automóvil al lado del chófer.» Y mientras el «zonzo» la obedecía, ella se sentó junto a su amante. Partió el vehículo a toda velocidad, sin que ninguno de ellos pudiese oír las recomendaciones que hacía la madre, incorporada en su asiento. Ojeda no sabía adónde ir, y consultó a Nélida. «A un sitio lindo», repitió ésta varias veces.

Cinta le atendía y obedecía como debe hacerlo una esposa cristiana. Sus palabras y actos revelaban un deseo de olvidar, de hacerse agradable. Pero algo faltaba que había hecho dulce el pasado. Ulises, varón impetuoso, incapaz de cordura al lado de una mujer, impuso en las noches el ejercicio de sus derechos. Un sentimiento de tristeza y de vergüenza fué el obligado final de sus caricias.

Imaginó que entre Julia y Javier había algo y que por encubrirlo fingían: luego creyó que si entonces no estaban unidos por afecto culpable, acaso lo habrían estado tiempo atrás, sustituyendo después el rencor a la pasión: por último, se aferró a la idea de que la aversión que les separaba obedecía a sentimientos de índole opuesta, porque él mostraba bajeza y apocamiento ante Julia, y ésta, por el contrario, le miraba entre despreciativa y soberbia.

Era imposible matar á Jaramillo mientras guardase su talismán, la bolsita con plumas de caburé, que le hacía invulnerable. Y el déspota, animado por la resignación fatalista de Morales, extremó sus audacias. Un día lo abofeteó porque no le obedecía con rapidez, y al salir indemne de este atrevimiento, repitió á todas horas sus atropellos.

Y el conde obedecía gustoso sus insinuaciones, se iba dejando dominar por el ascendiente de aquella mujer tan débil de cuerpo como fuerte de voluntad. Una noche en que llegó a casa de Quiñones cuando aún no había nadie, le dijo la dama bruscamente: ¿Quién le ha puesto a usted ese clavel en el ojal, Fernanda? El conde, sonriendo ruborizado, hizo signo afirmativo.

Quería buscar dentro de fervor religioso, acendrada fe, que necesitaba para inspirarse y escribir un párrafo sonoro, rotundo, elocuente, con la fuerza de la convicción; pero la voluntad no obedecía y dejaba al pensamiento entretenerse con los recuerdos que le asediaban.

La carta era amistosa, decía á Mauricio que se esperaba su llegada y terminaba así: "He olvidado el daño que ha querido usted hacerme, porque muy bien que no obedecía usted á sus propias inspiraciones, y estoy pronta á acogerle como á un hijo respetuoso y sumiso."

Fermín, por respeto y por asco obedecía, y cuando el estrépito era horrísono, tapaba los oídos y procuraba enfrascarse en el trabajo hasta olvidar lo que pasaba detrás de aquellas tablas, en la taberna. Algo más que las reyertas entre los parroquianos ocultaba Paula a su hijo.

Mi tía me maltrató mientras fui chica y yo tenía tal miedo de sus golpes que la obedecía sin discutir. Hasta el día en que cumplí diez y seis años me pegó aún, pero fue por última vez.

Cuando su pecho se levantaba o se bajaba, se habría dicho que obedecía a una fuerza extraña que lo dilataba y lo comprimía alternativamente. Su rostro pálido, color de cera, surcado por venas azules, estaba medio hundido en las almohadas y algunas delgadas guedejas rubias lo cruzaban, semejantes a reptiles. Oculté mi cara entre las manos: no podía soportar ese espectáculo.

Palabra del Dia

rigoleto

Otros Mirando