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Actualizado: 7 de noviembre de 2025


Por eso es, mi querido conde, por lo que no irá usted a casa de la señora Chermidy, ni siquiera para despedirla, y si, a pesar de mi negativa, va usted, cuando vuelva no encontrará aquí ni a su mujer ni a su madre. Don Diego se conformó, pero estuvo de mal humor por espacio de tres días.

Hermano dijo Gabriel con cierta solemnidad , ya que te aferras tenazmente a tu negativa, sólo me resta decirte una cosa: si tu hija no viene, yo me voy.... Cada uno tiene sus escrúpulos. temes las murmuraciones de la gente; yo me temo a mismo, a lo que el pensamiento pueda echarme en cara en los momentos de soledad.

Castro, irritado por tal actitud, contestó sin vacilar: Es un disparate, y no quiero. Siguió la inmovilidad del príncipe ante esta negativa, pero Atilio creyó adivinar sus ideas en la mirada hostil fija en él. Le acusaba de ingratitud al verse abandonado.

Preguntamos si hay fiebre, deseando secretamente una respuesta negativa; pero, a pesar de cerciorarnos de que la enfermedad fatal reina en Fort-de-France, nos resolvemos a descender, persuadidos de que el buque, inmóvil y pegado a tierra, bajo un calor de 37°, no es el refugio más seguro para evitar el contagio. El nuevo gobernador ha bajado pomposamente hace dos horas.

¿Qué generosidad era aquella?... El alemán insistió en su negativa. La boca enorme se dilataba con una sonrisa amable; sus manazas se posaron en los hombros de don Marcelo.

Me darás la suerte... No muevas la cabeza; te digo que me darás la suerte. Lo afirmó con tal convicción, que Miguel desistió de su negativa. Ven; ganarás: te lo prometo. Vas á ganar, sea cual sea el resultado. Si me dejan limpia, mañana pasearemos por los jardines de Mónaco, como la otra vez. Y si gano... ¡si gano lo que yo deseo!... No necesitó decir más.

Ello es que un acreedor habia caido sobre la herencia negativa, y el jóven huérfano, que tenia como 25 años, sufrió una doble amargura. Como pudo se fué luego á Paris «á pedir justicia al emperador», según decía, como si el emperador tuviese algo que ver con el asunto, y en Paris acabó de perder el juicio.

Salió de ella un buen hombre que nos vio mirarla por todas partes; y como resultó que conocía a Neluco, nos brindó muy cortés a que pasáramos a descansar, «si teníamos gusto en ello». El médico me pidió mi parecer con la mirada, y con un ademán le di yo la negativa.

Isabel hizo esfuerzos muy grandes porque Gloria asistiese, pero todos se estrellaron contra la negativa rotunda de doña Tula. Ni aquella ni yo lo sentimos mucho. Nuestros coloquios valían más que todos los bailes imaginables. Quedamos en que yo sólo iría un rato después de nuestra conversación nocturna.

Se leía en sus grandes ojos negros el reconocimiento apasionado que todo hombre galante debe a la mujer que ha elegido; la admiración religiosa de un padre joven por la madre de su hijo. Se veía, en fin, como un deseo no saciado, una sumisión de la fuerza al capricho, el temor de la negativa, una solicitud inquieta que probaba que la señora Chermidy era una mujer de talento.

Palabra del Dia

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