Vietnam or Thailand ? Vote for the TOP Country of the Week !

Actualizado: 1 de julio de 2025


Quise hablar, para dar mayor seguridad de que no era nada lo que había pasado, que la muñeca conservaba íntegros sus miembros, y yo lo mismo, y que celebraba la ocasión de conocer una niña tan hermosa y simpática, etc., etc. Nada de esto fué posible. La chica murmuró confusamente «muchas gracias», y se apresuró á cerrar la puerta, dejándome con el discurso en el cuerpo.

Dame algo de eso, que yo mañana puedo venderlo fácilmente en Hereford. ¿Dónde tienes ese brazalete de diamantes, el que me mostrate, que te regaló el viejo en tu último cumpleaños? Aquí replicó, y, alzando su muñeca, mostró la hermosa joya de diamantes y zafires que su padre le había obsequiado, de un valor, por lo muy bajo, de doscientas libras esterlinas. Dame esto, entonces exclamó.

Venía yo de tirar a las tórtolas en un sembrado, y me encontré a la chiquilla del tío Pepe de Naya, que traía la vaca mismo cogida así y hacía ademán de arrollarse una cuerda a la muñeca. «Buenos días». «Santos y buenos». «¿Me da las rulas?». «¿Y qué me das por ellas, rapaza?». «No tengo un ichavo triste». «Pues déjame mamar de la vaquiña, que rabio de sed». «Mame luego, pero no lo chupe todo». Me arrodillo así el ratón medio se hincó de hinojos ante el abad de Naya, y ordeñando en la palma de la mano, con perdón, zampo la leche. ¡Qué fresca! «Vaya, rapaza.... ¡San Antón te guarde la vaca!». Ando, ando, ando, ando, y al cuarto de legua de allí me entra un sueño por todo el cuerpo..., como que me voy quedando tonto. ¡A escotar!

Cuando al cerrar la noche salía Fernando, sintiendo en su brazo el brazo de la amante y en la muñeca el dulce cosquilleo de sus dedos juguetones, deteníase algunas veces en la angosta acera antes de ganar las calles amplias del centro de la ciudad. «

Nunca había visto nada tan lindo como esta criatura, deliciosa muñeca blanca y rosada, primorosamente vestida con sedas, bordados y encajes, que le sonreía siempre que la tomaba en sus brazos. Los nueve años que lo separaban de María Teresa lo convertían en un hombre al lado de ella.

A todo esto la muñeca seguía en el suelo inmóvil también, pero sin mostrar en modo alguno sorpresa, pesar, terror, ni siquiera vergüenza de su situación poco decorosa. Me apresuré a levantarla, cogiéndola, si mal no recuerdo, por una pierna, y me informé minuciosamente de si había padecido alguna fractura u otra herida grave. No tenía más que leves contusiones.

Todavía cuando V. subió a llevármela estaba muerta de miedo y por eso cerré tan pronto la puerta... ¡Dichosa muñeca! Me dio tal rabia que la tiré contra el suelo y la partí un brazo. Pues no debe V. tratarla mal; al contrario, debe V. conservarla como un recuerdo. ¿Sabe V. que tiene razón? Si no hubiera sido por la muñeca no nos hubiéramos conocido... ni sería V. mi novio;... porque tengo otro...

Salomé se colgó en la muñeca de la mano izquierda un ridículo, donde puso, además de sus espejuelos, un frasquito de esencia y otras baratijas. ¿Y dejamos aquí á ese joven? dijo Paz, mirando á su hermana con estupor. ¿Cómo? No es posible contestó la del ridículo con espanto. Si queda Clarita en casa.... ¡Qué horror! Hay que llevar con nosotras á ese joven.... Pero ¿qué dirán?...

Según él esta señora ya entrada en años era más niña que todas las pequeñuelas rubias que corrían por el paseo con una muñeca en los brazos.

Severamente acostada en el hueco de un árbol cercano a la escuela, sólo le estaba permitido hacer ejercicio durante las excursiones de Melisa, quien, cumpliendo para con su muñeca, como lo hacía consigo misma, un severo deber, aquélla no conocía lujo de ningún género. Se le ocurrió a la señora Morfeo, obedeciendo a un laudable impulso, comprar otra muñeca que regaló a Melisa.

Palabra del Dia

buque

Otros Mirando