Vietnam or Thailand ? Vote for the TOP Country of the Week !

Actualizado: 1 de junio de 2025


La empuñadura tenía una guarda de gran tamaño que protegía bien mano y muñeca, y al comienzo de la cruz, junto á la hoja, una profunda muesca destinada á recibir y retener la espada del adversario y á romperla ó desarmarlo por medio de un vigoroso movimiento de la muñeca.

Entonces era cuando realmente se mostraba la frialdad y ojeriza de la dama. Señora, Josefina no quiere ponerse el vestido verde. ¿Pues? Dice que está sucio. Amalia se levantó, fue al cuarto de la niña y, cogiéndola por un brazo y sacudiéndola rudamente, le dijo: ¿Qué orgullo es ése? ¿No sabes, muñeca, que en esta casa no eres nadie? ¿Que estás aquí por misericordia?

Á este cilindro se le da movimiento por un resorte que está debajo de la tabla que sirve de base á la muñeca, de modo que el espectador no se aperciba á primera vista del secreto de aquella operacion. Hay una que dice: me llamo María y hablo mejor que mi hermana.

Mas como no era de presumir que ella por su voluntad se hubiese arrojado sobre de aquel modo brusco e inconveniente, pues jamás había hecho daño a ninguna muñeca, creí más probable que de alguna casa me la hubieran arrojado. Alcé la cabeza vivamente. En efecto, el reo estaba de pie en el balcón de un primer piso, suspenso, atónito, consternado. Era una niña de trece o catorce años.

Y como nosotros no sabíamos la habilidad que tenía de los dedos a la muñeca, creímoslo, y el soldado juró de no jurar más, y yo de la misma suerte.

Parece mentira que seamos tan amigos ¿no es verdad? Yo pensé cuando le dejé caer la muñeca encima que le había matado... ¡Qué miedo tuve! ¡Si V. viera!... Vamos a ver ¿por qué en lugar de enfadarse se sonrió V. conmigo? ¡Toma! porque me gustó V. mucho. Eso pensaba yo: debí de haberle sido simpática , porque sinó la verdad es que tenía motivo para ponerse furioso.

Las otras chiquillas cogieron a los mocosos, como habrían cogido una muñeca, y poniéndoselos al cuadril, volaron por aquellos corredores. «Vamos dijo Guillermina a su guía , no las riñas tanto, que también eres buena...». ii Avanzaron por el corredor, y a cada paso un estorbo.

Fuí a la sala. Allí estaban mis tías. Después de la presentación con espanto que Angelina no me había engañado. El anciano tenía resuelto llevársela. Lamentaba la separación, porque, al fin, la «muñeca» estaba allí muy bien. Pero hacía falta, hacía falta en la casa cural.

Teresa continuó hablando con graciosa volubilidad. Parece mentira que seamos tan amigos ¿no es verdad? ¡Toma! porque me gustó V. mucho. Todavía cuando V. subió á llevármela estaba muerta de miedo y por eso cerré tan pronto la puerta... ¡Dichosa muñeca! Pues no debe V. tratarla mal; al contrario, debe V. conservarla como un recuerdo. ¿Sabe V. que tiene razón?

Encendió la criada la lámpara de velar, con su bombillo de ópalo: salió de puntillas: cerró la puerta con mucho cuidado. Y en cuanto estuvo cerrada la puerta, relucieron dos ojitos en el borde de la sábana: se alzó de repente la cubierta rubia: de rodillas en la cama, le dio toda la luz a la lámpara de velar: y se echó sobre el juguete que puso a los pies, sobre la muñeca negra.

Palabra del Dia

ayudantes

Otros Mirando