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Actualizado: 11 de noviembre de 2025
Desde el crepúsculo circularon por las calles grupos de hombres que se dirigían á las estaciones. Sus familias marchaban con ellos, llevando la maleta ó el fardo de ropas. Los amigos del barrio los escoltaban. Una bandera tricolor iba al frente de estos pelotones. Los oficiales de reserva se enfundaban en sus uniformes, que ofrecían todas las molestias de los trajes largamente olvidados.
Tenemos el proyecto, Marenval y yo, de hacer una expedición al Mediterráneo. Llegaremos hasta Smirna y volveremos por Túnez y Argel. Sí, dijo Harvey con indulgencia, es un bonito viaje para empezar. Se conoce que el señor de Tragomer quiere ahorrar molestias á Marenval ¿Se marea usted? No he navegado nunca, confesó Cipriano, pero no creo que sea más difícil que cualquiera otra cosa.
El canónigo fumaba un cigarro largo y fino; yo, un cazador, ese tabaco oscuro, velloso y de sangre, tan enérgico, sutil y esencial provocador de ideas e imágenes que, a veces, sustituye con ventaja los beneficios del trato humano, sin sus inconvenientes y molestias.
Puedo hoy asegurar que las molestias y sufrimientos del viaje han sido compensados con usura por los admirables panoramas que me ha sido dado contemplar, así como por los puros goces intelectuales que he encontrado en el seno de sociedades cultas e ilustradas, a las que el aislamiento material a que las condena la naturaleza del suelo que habitan, las impulsa a aplicar toda su actividad al levantamiento del espíritu.
Lo que yo tomé por enfermedades, eran las molestias del estado... Sí; ahora lo comprendo muy bien; ¡pero qué tonta soy! ¿Cómo no lo conocí antes? Parece que una cosa tan grande, debía adivinarla sin que nadie me lo advirtiese. ¡Un hijo! ¡Pero qué gusto, Padre Urtazu!
Te estás matando decía Argensola . Bailas demasiado. La gloria de su amigo representaba nuevas molestias para él. Sus plácidas lecturas ante la estufa se veían ahora interrumpidas diariamente. Imposible leer más de un capítulo. El hombre célebre le apremiaba con sus órdenes para que se marchase á la calle. «Una nueva lección» decía el parásito.
Esto hiere mi amor propio y no estoy dispuesto a sacrificarlo por ningún matrimonio, ni contigo ni con nadie. ¿Quieres decir que no me estimas lo bastante para sufrir por mí ninguna molestia? Esa clase de molestias no. Entonces tu amor es más ligero que esa niebla que cae sobre las charcas y que barre un pequeño soplo de viento.
Y bien sabido se tenían Verónica y su padre que los intentos de la marquesa no podían traducirse en broma jamás. Siempre fueron órdenes sus lacónicas frases, y leyes inapelables sus deseos. Esto, en buena salud; ¡qué no sucedería cuando las molestias de la enfermedad la obligaban a ser más antojadiza y exigente?
Para seguir modelando se vio obligado a pedir licencia a Presentación para meter en su cuarto los trastos y aprovechar las horas en que el comedor quedaba desembarazado. Estas molestias no bastaban, sin embargo, a turbar su ventura. ¡Qué efecto tan grato y a la vez tan melancólico producía esta felicidad en Miguel Rivera!
Pasen ustedes decía doña Teresa rodando en torno de sus amigas, que no se decidían a abandonar los asientos . Hagan ustedes el favor de seguirme. Vamos al comedor; allí hace más fresco. Todos adivinaban lo que significaba tal invitación. ¡Oh, no señora; muchas gracias! Ellos no podían permitir tantas molestias.
Palabra del Dia
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