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Actualizado: 12 de junio de 2025
Cuando busques esposa atiende a encontrarla fina, bien educada, modesta, prudente, de buena familia. Atiende, sobre todo, a la educación; mira que por falta de ella se pierden muchos matrimonios. Lo sé bien, lo sé bien; yo sé lo que te digo. Ante todo la educación y la prudencia. Una mujer prudente es la bendición del Cielo para su esposo, y la educación suele hacer veces de la prudencia.
El teatro estaba perfectamente iluminado con toda clase de aparatos. Allí había desde la elegante araña de seis bombas de tulipán, alimentada con petróleo, á la modesta lamparilla que chisporrotea en la chireta de coco. Las reinas y princesas estaban irreprochables en cuanto á riqueza.
En cierta ocasión, estando confesándose, le dijo el cura: «sea usted modesta en el vestir y no haga ostentación de esas naturalezas...». «¿Qué, señor?». «Eso, la delantera». Por esto, al oír hablar de Naturaleza y de pecado, creyó que se referían a aquellas partes que debe cubrir el recato, y dijo escandalizada: «¡Vaya unas conversaciones indecentes que sacan ustedes!». «Indecentes no, hija».
Sin vacilación de ningún género, con paso vivo y firme se dirigió á casa de su amigo Antonio. Vivía éste en la calle de Enrique de las Marinas, bastante lejos del Campo del Sur, en el piso segundo de una casa vieja y de modesta apariencia. Estaba el portón abierto. Subió por la estrecha y sucia escalera, y cuando llegó á la puerta llamó con los nudillos. Nadie salió á abrirle.
Del vientre de todas ellas colgaba un cartel con la cifra del precio. Feliciana había escogido un traje azul con adornos negros, «última moda venida de París», según declaración formal del hortera. Con él y una mantilla modesta, la muchacha parecía otra. Hasta ocultaba con guantes aquellas manos que eran su orgullo en el barrio de las Carolinas.
A poco en nada difieren de mis paisanos; reúnen los cuatro reales, se prendan de alguna villaverdina modesta, hacendosa y pacata, que las hay lindas como una rosa y buenas como el pan de gloria, ¡y... lasciate ogni speranza voi che entrate!
Al día siguiente de la conferencia citada, llegaban a Plencia y se instalaban en una casita modesta, Gumersindo e Isabel Cordero con toda su caterva menuda. Candelaria no salía de Madrid, y Benigna había ido a Laredo. Juan no dijo que sí ni que no.
Un labrador viejo, su mujer trémula de espanto y unos cuantos chicuelos que se ocultaban por los rincones, se habían refugiado arriba, con las señoras, al ver que el agua penetraba en su modesta casa. Rafael entró en el comedor y allí vio a doña Pepita, la pobre vieja, apelotonada en una silla, con las arrugas de su cara mojadas de lágrimas y las dos manos en un rosario.
El noble se descubrió y deteniendo su caballo á la puerta de la modesta capilla, rogó en alta voz á la Reina de los Cielos que bendijese sus armas y las de sus soldados en la próxima campaña. Una limosna, mis buenos señores, dijo entonces el mendigo, con voz suplicante. Favoreced á este pobre ciego, que hace veinte años no ve la luz del día. ¿Cómo perdisteis la vista, abuelo? preguntó el barón.
El atrio colocado en la nave del centro y enfilado en el altar mayor tiene una verja de madera que concluye en semicírculo. El altar mayor situado en la nave del centro al frente de la puerta bajo el arco que forma una modesta capilla, es un retablo de órden corintio, de arquitectura y construcción antigua en madera dorada.
Palabra del Dia
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