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Actualizado: 26 de junio de 2025
También he pensado en eso. ¡Cómo! ¿Quieres echarme de casa por causa de tu sobrino? Escucha, Luisa, hija mía; tu embarazo está muy adelantado, las montañas de Asturias son muy sanas... Declaro que no me muevo de aquí dijo Luisa levantándose y arrojando su costura . Yo no te dejo solo. Tú quieres echarnos de la casa, no para meter á tu sobrino, sino á una perdida.
Jorge, mi marido, concluyó por acallar mis escrúpulos. «Tu hermana lo quiere; ¡déjala! Hazla el gusto. ¡Qué te vas a meter tú a reformar las costumbres!» Mi marido dice que el mundo está dirigido por la insensatez y que es inútil oponerse a este hecho evidente.
Fortunata había oído la voz de doña Lupe, y cuando esta se retiró, quiso que Ballester le explicase qué traía por allí. «Pues nada, que la ministra esa quiere meter las narices, y ver a usted, y hablarle y decirle cosas que sin duda la marearán». ¡Ah!, que no entre... no la puedo ver. Creo que me pondré mala si la veo. Y de mi marido, ¿qué dijo? No le nombró.
Vámonos derechos allá, y dejémonos de montes y valles, que son lugares impropios para este genio mío... Ya, ya se ve de cerca la ciudad. En aquel magnífico palacio que vimos primero nos hemos de meter. Corre, corre más, que me parece que no llegamos nunca. NOTA: Perdón ¡oh lector! iba á cometer la irreverencia de llamar á esto poema.
En este tiempo tenía ya yo echada la aldaba a la puerta y puesto el hombro en ella por más defensa. Pasó la gente con su muerto, y yo todavía me recelaba que nos le habían de meter en casa; y después fue ya más harto de reír que de comer, el bueno de mi amo díjome: "Verdad es, Lázaro; según la viuda lo va diciendo, tú tuviste razón de pensar lo que pensaste.
Visitaba a sus amigos de las redacciones, preguntando con avidez cuándo podría meter la cabeza en alguna de ellas; se ofrecía a los administradores para pegar fajas y hacer paquetes. Contentábase con cualquier cosa; lo importante era conseguir, fuese como fuese, un par de pesetas todos los días.
Conviene hacerse respetar y temer. Conviene que sepan quién eres. Lo que yo te aconsejo es que tengas mucho cuidado con lo que haces, porque si tú castigas a doña Inés sin precaución, la justicia te empapelaría como un ochavo de especias, y hasta te podría meter en la cárcel o enviarte a presidio. No pretendas asustarme.
Hízolo el Padre Cardiel con grande trabajo, y le dijo el Padre Matias, que aquella su gente venia muy fatigada con tanta carga, y que habiendo pensado mejor en el punto, le parecía ser temeridad irse á meter entre bárbaros no conocidos, y de á caballo.
Jamás se ha visto una transformación más radical ni en menos tiempo. Sin embargo, no hubo medio de meter el diente á Tremontorio. Estaba fondeado á dos anclas en su puerto natural, y no había fuerzas humanas que le sacaran de allí.
Terminada la ceremonia y la misa Tristán se acercó a su amigo Núñez en la misma iglesia y le dijo: ¿Sabes, Gustavo, que esa epístola de San Pablo que nos acaban de leer me parece un poco grosera? Núñez soltó una carcajada discreta y exclamó poniéndole la mano sobre el hombro: Pero hombre, ¿hasta con San Pablo te has de meter? ¡Eres delicioso, Tristán!
Palabra del Dia
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