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Actualizado: 26 de junio de 2025
Y el cuervo de Yégof, apoyado en el borde de la campana de la chimenea, con la cabezota oculta entre las despeluzadas plumas, parecía dormir; pero, de vez en cuando, alargaba el cuello, se limpiaba una pluma con el pico, nos miraba después escuchando un segundo y volvía a meter en seguida la cabeza bajo las alas.
El pobre tiene razón. ¿Por qué se han de meter los del coro en si don Sebastián vive así o asá y tiene estos líos o los otros? ¿No les deja él hacer lo que quieren? ¿Les dice acaso una palabra de sus visiteos escandalosos, a pesar de que todo Toledo los conoce? ¿Y los canónigos qué dicen del cardenal?
Lo principal es que las hables. ¡Si las tocara Dios en el corazón! ¿Y qué hago yo si no quieren irse de la casa?... y aunque se presten a ello, ¿dónde se van a meter y cómo van a vivir? ¡Parece mentira que hayamos llegado a tener que pensar en esto!
Se puso colorado hasta las orejas, como si por el agujero de aquel buzón le estuviesen mirando los ojos burlones de todos los vecinos de Sarrió; y se apresuró a meter los dedos en él por ver si aún podía atrapar el malhadado sobre. Nada. Se lo había engullido con la voracidad de un tiburón, y lo estaba ya digiriendo.
Inútil era decir a los impacientes de Córdoba que un ejército no se instruye, arma y equipa en cuatro días: nada de esto entendían. Aunque al través del tiempo nos parezca lo contrario, entonces se chillaba mucho, y también había quien tomara muy a pechos los asuntos de la guerra sólo por el simple placer de meter ruido, y también por hacerse de notar.
Entonces se creyó que era mareo y le mandaron meter los dedos en la boca; pero el fiscal municipal, harto bien al corriente de la tragedia que en aquel momento se representaba en su estómago, no quiso hacerlo y suplicó humildemente que si era posible diesen la vuelta y lo dejasen en tierra.
Pero ¿qué le ha dado á ese hombre?... ¿Qué es lo que busca?... Si deseaba algo, no tenía mas que haberlo pedido. El asombro les hacía suponer fuerzas ocultas y temibles detrás del sublevado. Algunos hablaron de meter inmediatamente en la cárcel á varios personajes de la capital para someterlos á un Consejo de guerra.
«Sí; aquí donde me ves agregó Santa Cruz con jovialidad , yo también le tengo cariño a ese muñeco... quiero decir que no me libré del contagio de vuestra manía de meter chicos en esta casa. Cuando Bárbara me lo dijo, estaba ella tan creída de que era mi nieto, que yo también me lo tragué.
Además, si hace uso de su gran poder sobre el cardenal, es para evitarles las chillerías de Su Eminencia, que muchas veces, en sus ratos de dolor furioso, quiere arrojar copas y platos a la cabeza de los familiares. ¿Por qué se han de meter con ella? ¿Les hace algún daño acaso? Cada uno en su casa, y al que sea malo ya lo castigará Dios. Se rascó la sien, como vacilando una vez más.
Daba un sonsonete de autoridad a sus palabras, medíalas mucho, tomaba el café con más pausa que de costumbre, y a cada momento echaba una frasecilla de protección. «Pero amigo Montes, no hay que apurarse... ya veremos, ya veremos si se te puede meter en algún hueco... D. Basilio me tiene que dar unos datos que necesito sobre la recaudación de la provincia de X... Oiga usted, Relimpio, no se dé prisa a presentar la memoria, porque esta situación dura.
Palabra del Dia
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