Vietnam or Thailand ? Vote for the TOP Country of the Week !

Actualizado: 2 de junio de 2025


«¡Matarla! eso se decía pronto ¡pero matarla!... Bah, bah... los cómicos matan en seguida, los poetas también, porque no matan de veras... pero una persona honrada, un cristiano no mata así, de repente, sin morirse él de dolor, a las personas a quien vive unido con todos los lazos del cariño, de la costumbre.... Su Ana era como su hija.... Y él sentía su deshonra como la siente un padre, quería castigar, quería vengarse, pero matar era mucho.

Ya no era posible evitar esto, porque la infamia se había consumado; pero ¿por qué al dolor de esta puñalada se había de añadir otro más hondo todavía? ¿No era sobrada crueldad herirla, para que también se pretendiera matarla? ¿En qué me rebelaba yo contra las iras del cielo, que castigaban mis pecados, pidiendo la vida de la inocente?

La... mujer ésa, bien comprendo que rabia por largarse; mas Primitivo es abonado para matarla antes que tal suceda. No, si también empezaba yo a maliciarme eso.... Mire usted que empezaba a maliciármelo. El señorito se encogió de hombros con desdén, y exclamó: A buena hora.... Deje usted ya de mi cuenta este asunto.... Y por lo demás..., ¿qué tal, qué tal?

No, no, Gilberto gritó, llamándome por mi nombre por la primera vez, no digo eso. La culpa no es suya, sino mía... mía y se cubrió la cara con las manos y sollozó fuerte y melancólicamente. ¿Dónde está su marido... o más bien dicho, ese hombre que intentó matarla? le pregunté fieramente pocos minutos después. En algún punto del Norte, según creo. ¿Y cuándo estuvo aquí con usted?

Ulises se arrojó sobre ella como si fuese á matarla, la oprimió en sus brazos, y los dos, hechos un solo cuerpo, cayeron sobre el banco, jadeando, luchando. La sombra se rasgó con el blanco relampagueo de un oleaje de ropas interiores removidas. Pero esto sólo duró un instante. El vigoroso Ferragut, temblando de emoción y de deseo, sólo disponía de la mitad de sus fuerzas.

4 Y les dice: ¿Es lícito hacer bien en sábados, o hacer mal? ¿Salvar la persona, o matarla? Mas ellos callaban. 5 Y mirándolos alrededor con enojo, condoliéndose de la ceguedad de sus corazones, dice al hombre: Extiende tu mano. 6 Entonces saliendo los Fariseos, tomaron consejo con los herodianos contra él, para matarle.

Don Víctor siempre el mismo para su don Álvaro; seguían las confidencias acompañadas de cerveza... pero Ana jamás se presentaba. Si don Álvaro se atrevía a preguntar por ella, don Víctor fingía no oír, o mudaba de conversación; si el otro insistía, Quintanar suspiraba y encogiendo los hombros decía: ¡Déjela usted... estará rezando! ¡Rezando!... Pero tanto rezar puede matarla....

Solíamos contar a don Alonso cómo al sentarse a la mesa nos decía males de la gula, no habiéndola él conocido en su vida; y reíase mucho cuando le contábamos que en el mandamiento de No matarás metía perdices y capones y todas las cosas que no quería darnos, y, por el consiguiente, la hambre, pues parecía que tenía por pecado no sólo el matarla sino el herirla, según regateaba el comer.

Y cual si tras estas palabras confusas cobrase ánimos, Mariquita se irguió, mirando fijamente a Fermín con sus ojos llenos de lágrimas. Podía pegarla, podía matarla; pero ella no volvería a hablar con Rafael. Había jurado que si se consideraba indigna de él, le abandonaría, aunque con esto destrozase su alma.

Pero indiquemos también algunos otros rasgos chocantes de estos cuadros extraños. La desconfianza y el rigorismo, en cuanto toca al honor, es tan grande, que, cuando es sorprendido un hombre en casa de una dama, aun cuando no haya la menor duda de no existir entre ellos relaciones criminales, obliga al padre ó al hermano á matarla, sin vacilaciones, como si fuese culpable.

Palabra del Dia

vorsado

Otros Mirando