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Actualizado: 7 de mayo de 2025
Nada de eso; como don Rodrigo es tan audaz, tan miserable, tan malvado, había corrompido á una criada de doña Clara, y ésta había robado á su señora una prenda muy conocida y la había entregado á Calderón. Este, prevalido de la prenda con que había querido obligar á doña Clara, se había introducido en su aposento.
Mal podría recogerla cuando ya es un hecho evidente que Dios se la llevó de este mundo. ¿A qué conduce el amenazarme con ella, haciéndola instrumento de tus malas artes para conmigo? No pienses en esto. Por última vez te aconsejo que desistas de tus locas pretensiones, y te presentes ante mí con bandera de paz. ¿Eres un malvado o un desgraciado?
De aquí han nacido los proverbios «quien mal no hace, mal no piensa;» y «piensa el ladron que todos son de su condicion.» Esta inclinacion es uno de los mayores obstáculos para encontrar la verdad en todo lo concerniente á la conducta de los hombres; ella expone con frecuencia al virtuoso á ser presa de los amaños del malvado; y dirige á menudo contra probada honradez, y quizas acendrada virtud, los tiros de la maledicencia.
¿Había ocurrido ya? ¿Iba a ocurrir más adelante? ¿Estaba ocurriendo entonces? ¡Tampoco sabía yo eso!... Mas nunca, jamás me sentí tan agitado, ¡y con tanta razón agitado! como aquella noche fatal en que me repetía, arracándome los pelos: ¡El malvado de Tucker tiene la culpa! Consolábame, empero, el vago pensamiento de que aquello no sucedía realmente.
Oiga usted, Amparito, si usted se metiese monja, yo quisiera ser vicario. Pues yo quisiera que usted fuese un poco más formal, Suárez. ¡Cuántos ratos de compañía había de hacerle!... Lo peor es la reja... ¿No se quita la reja para el vicario?... Calle usted, malvado; mire que es pecado hablar así en este sitio.
Sólo el recuerdo, no fácilmente borrable, de Patricio Rigüelta, puede perjudicar al malvado de esta otra novela, el don Sotero, abominable tartuffe, en cuya negra alma no ha temido penetrar y ahondar hasta con encarnizamiento el señor Pereda, como si quisiera dar hermosa muestra de que lo extremado de su ultramontanismo no corta las alas a su ingenio ni le hace ñoño o meticuloso.
Servando por su parte, no obstante la bajeza de su orígen, pues descendia de esclavos de la iglesia de Córdoba, habia escalado con sus maldades la dignidad de conde de los cristianos; honra que solo correspondia á los de linage ilustre; y baste saber que era avariento, soberbio, cruel, malvado finalmente en todo, para imaginarse hasta dónde llegaria lo opresivo de su conducta.
Porque en un malvado de gran talento todos piensan, de un malvado necio nadie se acuerda; porque forman un vivo contraste la iniquidad y el gran saber, y este contraste hace mas notable el extremo feo; por la misma razon que se repara mas en la relajacion de un sacerdote que en la de un seglar.
Malógrense enhorabuena los planes del malvado; disípense como la niebla los proyectos del perverso; pero ¿por qué han de ser inútiles y vanos todos los pensamientos generosos, todas las desinteresadas aspiraciones de la juventud? ¿Será cierto que la maldad nos acecha por todas partes? ¿Será verdad que el vicio se disfraza con el blanco traje de la virtud, y que la flor más bella está comida de gusanos? ¿Si es una verdadera miseria vivir en la tierra, no es mejor morir cuando no hemos probado aún las amarguras de la vida?»
En cambio, los demás se agasajaban entre ellos, y aquella hostilidad común hacia él, aquella tácita conspiración, parecía estrecharles mayormente. ¿Por qué? ¿Por qué? se preguntaba sin cesar con varonil mansedumbre y sin querer pensar en la venganza, ¿por qué no me ha sido dado lograr esa cordialidad que se le brinda a cada paso a un imbécil y a veces a un malvado, a un felón?
Palabra del Dia
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