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Actualizado: 5 de octubre de 2025


Por manera que suman e importan las seis partidas contenidas en los dos pliegos de este Cargo del sequestro y confiscacion de Thereza Cortes viuda de Onofre Aguilo relajada que fue por esta Inqq.on de Mallorca en la complicidad de Judaismo que se sucito en el año de 1688. Tres mil trescientos y quarenta libras seis sueldos y nuebe mrs.

O cuan con diferente serenidad de rostro, hijo de la paz y gozo del corazón, vió Roma tal día como éste entrar al apóstol San Juan en la tina de óleo hirviendo; de aquella con que miraba Mallorca, que se acercaban al brasero los tres pertinaces a pesar de su mentida afectación? Córrome de tan soberano cortejo.

La desesperación y el misticismo de la adolescencia la habían arrastrado hacia la vida monjil. Su padre estuvo próximo a ahogarse de pena. Pero la religión, ¡aquella religión por la que deseaba dar la vida!... Aceptó don Benito lo del monjío en un convento de Mallorca, donde él pudiera ver a su hija todos los días. Pero ningún convento quiso abrir sus puertas para ella.

Con la confianza amistosa que le inspiraba el contrabandista, le pidió dinero. No cuándo podré devolvértelo. Me voy de Mallorca. Que se hunda todo, pero que yo no lo vea. Clapés dio a Jaime más dinero que el que éste le pedía. Toni quedaba en la isla, y con ayuda del capitán Valls intentaría arreglar sus asuntos, si aún era posible.

El Rey de Mallorca Príncipe el menor de la casa de Aragon gozaba pacíficamente el señorío de Mompeller, Condados de Rocellon, Cerdaña, y Conflent, difíciles de conservar, por esta divididos, y tener vecinos mas poderosos, entre quien siempre fueron fluctuando sus pequeños Reyes; pero por este tiempo vivia con reputacion, y con igual fortuna que los otros Reyes de su casa. Eleccion de General.

El infante don Enrique de Portugal, gran protector de descubrimientos, fundaba en el Algarbe la Academia de Sagres para los estudios geográficos, y los individuos de ella, viejos navegantes y médicos hebreos aficionados a la cosmografía, elegían como presidente a un piloto catalán, maese Jacobo de Mallorca.

Estos tres meses habían sido para Jaime de rústico aislamiento; ni escribir una carta, ni abrir un periódico, ni conocer más libros que media docena de volúmenes que había traído de Palma. La ciudad de Ibiza, tranquila y soñolienta como un pueblo del interior de la Península, parecíale una capital remota. Mallorca no debía existir ya, ni tampoco las grandes ciudades que él había visitado.

Todos le querían: los capitanes vascos, sobrios en palabras, rudos y de tuteo confianzudo; los capitanes asturianos y gallegos, enamoradizos y derrochadores, que desmienten con su carácter la avaricia y la tristeza de tierra adentro; los capitanes andaluces, que parecen llevar en su gracioso lenguaje un reflejo de la blanca Cádiz y sus vinos luminosos; los capitanes valencianos, que hablan de política en el puente, imaginando lo que podrá ser la marina de la futura República; los capitanes de Cataluña y de Mallorca, conocedores de los negocios tan á fondo como sus armadores.

Esto supuesto, escribe don Vicente Mut, en el libro 7. de su Historia, cap. 15, que habiéndose esparcido por diferentes Reinos del mundo los Judíos de Jerusalén, prohibidos de entrar en ella por el edicto de Adriano, llegaron a Mallorca muchos con los mayores Rabinos de ellos; que según la cuenta de Eusebio y Baronio, sería el año 137 de Cristo.

Pues este lo llevaré también. Gracias. Vámonos, Sancho. Este nombre, aplicado al subdiácono, dio por un momento al padre Gracián cierta apariencia quijotesca. Pero no es aquel nombre capricho del narrador. Llamábase en efecto el subdiácono José Sancho; era natural de Palma de Mallorca, y tenía veinticuatro años de edad y siete de Compañía.

Palabra del Dia

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