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Actualizado: 3 de julio de 2025


Mi padre vivió algunos años más que ella; pero en tan mísero estado de salud, que dejé de sentir el influjo de su presencia muchos años antes de perderle. Su muerte es un hecho que para se produjo en puridad mucho antes de su fallecimiento. Realmente, pues, no conocí a la una ni al otro, y el día que me quedé solo llevando luto por mi padre, no aprecié ningún cambio que me hiciera sufrir.

Poco importaba el origen del mal: lo interesante era combatirlo y vencerlo, sin optimismos ni pesimismos, llevando como único guía el esfuerzo continuo hacia el mejoramiento. El hombre estaba condenado á hacerlo todo por mismo, sin la esperanza de fantásticas protecciones. El trabajo es su ley. El oficio de ser hombre era glorioso y duro. Sólo podía contar con un apoyo: la Ciencia.

Venía caballero en un tonel con muchas guirnaldas de parras repartidas por cuello, brazos y piernas. Por arracadas traía dos grandísimos racimos de uvas. Dio una vuelta por la plaza, llevando alrededor de ocho mancebos que le venían haciendo fiesta»... Y aquellos adjuntos de Baco se llaman D. Guillope de Aceituna, D. Paltor Luquete y D. Faltirón Anchovas.

Formaban una original pareja el hortera endomingado y aquella muchacha, que por estar cerca su casa iba de trapillo, sin perder por esto el aire de distinción adquirido en la niñez y llevando su cesta con la desenvoltura de una colegiala que comete una travesura.

El 14 de septiembre, a las siete de la mañana, los movilizados de Souvigny se reunieron en la plaza principal de la aldea; llevando por capellán al abate Constantín y por cirujano mayor al doctor Reynaud. Los dos habían concebido la misma idea, al mismo tiempo: el sacerdote contaba sesenta y dos años y el médico cincuenta.

Su felicidad transformóse en terror, al darse cuenta al día siguiente de que el vapor remontaba el río. ¡Por favor te pido! lloriqueó ante el capitán ¡No me bajen en Puerto X! ¡Me van a matar!... ¡Te lo pido de veras!... El Silex volvió a Posadas, llevando con él al mensú empapado aún en pesadillas nocturnas.

En cambio, Feliciana y Olmedo iban con más frecuencia, llevando ella una amiguita que acababa de salir de San Juan de Dios. En las últimas semanas del 74, Rubín volvió a sentir comezón de lecturas.

Detrás venía Gallardo, seguido de una escolta interminable de toreros y amigos, todos vestidos de colores claros, con cadenas y sortijas de escandaloso brillo, llevando en las cabezas fieltros blancos, que contrastaban con la negrura de los trajes femeninos. Gallardo mostrábase grave. Era un buen creyente.

Sus oficiales vivían en los camarotes del centro del buque, llevando con ellos á sus familias, que habían adquirido un aspecto exótico con la larga permanencia en las colonias.

Continuábase alabando el valor de María y su virtud. ¡Ay Dios mío, el considerar que está una encerrada para siempre y llevando una vida de tanto trabajo!... La superiora, mirando para ella, exclamaba con cierta sonrisilla no muy tranquilizadora: ¡Pobrecita!, ¡pobrecita!

Palabra del Dia

malignas

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