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Actualizado: 8 de mayo de 2025
La he llorado durante veinte años y he llevado lealmente su luto. Pasemos, pasemos. Pero al fin llega una hora en que no debe uno ya mirar detrás de sí y en que los minutos están contados para llenar nuestros deberes respecto del porvenir como respecto del pasado. Un noble no puede dejar extinguirse el nombre que ha recibido de sus antepasados para transmitírselo a sus descendientes.
Hacía una vida muy activa. Leía enormemente. No me malgastaba, me economizaba. El sentimiento repulsivo de un sacrificio se combinaba con el atractivo de un deber que tenía que llenar con respecto a mí mismo. Obtenía de esto cierta satisfacción sombría que no era alegría, menos aún plenitud, pero que mucho se asemejaba a lo que debe ser el altanero placer de un voto monacal bien cumplido.
¡Queridos hermanos en proyecto! comenzó gesticulando con los dos palitos de comer que usan los chinos. ¡Animal! ¡suelta el sípit que me has despeinado! dijo un vecino. «Llamado por vuestra eleccion á llenar el vacío que ha dejado en»... ¡Plagiario! le interrumpió Sandoval; ¡ese discurso es del presidente de nuestro Liceo!
Ya sé que esto no es gran cosa para tí, con esa necesidad de amor que sientes cerca de la vejez; pero siempre será un remedio para llenar ese vacío de tu vida que tanto te asusta. Si yo estuviera dentro de tu piel encontraría otros medios para emplear mi actividad, fabricándome ilusiones. ¡Ah, si yo tuviese tus riquezas y tu poder!...
Se distraía cuidando y mimando a los niños de sus hermanas, a los cuales quería entrañablemente; pero siempre había entre ella y sus sobrinitos una distancia que no podía llenar. No eran suyos, no los había tenido ella, no se los sentía unidos a sí por un hilo misterioso.
Sobre la cumbre del promontorio alzábase la torre del Pirata. ¡Cuánto había soñado y sufrido en ella!... ¡Cómo la amaba al recordar que en su interior, solo y olvidado del mundo, había incubado esta pasión que iba a llenar el resto de una vida sin objeto hasta entonces!...
María de la Luz, para animarle, sacaba del fondo de un armario alguna botella de las que se dejaban los señoritos cuando iban a la viña, y el capataz miraba con ojos llorosos el líquido dorado de la copa. Pero al llenar ésta por tercera o cuarta vez, su tristeza tomaba un acento de dulce resignación: ¡Lo que somos! Hoy tú... mañana yo.
Que eso de los metinges y de las sociedades sólo sirve para llenar de humo la cabeza del trabajador y echarle a la calle a que le calienten las costillas.
Las condiciones impuestas por la condesa eran un considerable aumento de sueldo para ella y la Secretaría particular de don Amadeo para Juanito Velarde, adorado amigo que a la sazón privaba. El encargo era fácil, dado el afán que de llenar aquel desairado cargo con un grande de España existía en la corte y en el Gobierno.
El sentimiento de protección, la conciencia de los deberes que tenía que llenar hacia su hermana, le hacía no pensar en sí mismo. Al contrario, cualquier atención de Aurelia le sorprendía, y la agradecía como si viniese de un niño. Ambas existencias se fueron compenetrando. Vivían modestamente. El cuarto les costaba veinte duros. No tenían más que una criada.
Palabra del Dia
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