Vietnam or Thailand ? Vote for the TOP Country of the Week !

Actualizado: 18 de julio de 2025


Ella me miró con sus grandes ojos resueltos e inclinó dos o tres veces la cabeza... Comprendí muy bien, y sentí un calofrío... ¡por un poco más, aquélla habría sido una linda noche de bodas! Pero ahora, ¿qué voy a hacer yo con ustedes dos? ¡Sálvanos!... ¡ayúdanos!... ¡ten piedad de nosotros! Se han arrojado a mis pies y me lamen las manos.

Ese día sucederá algo que hará latir mi corazón, un acontecimiento que desde ahora me da ganas de saltar a más no poder, de arrojar al aire el sombrero, de bailar y de hacer locuras. ¡Dios mío, que cosa linda es la vida! «Sin embargo, nada es perfecto en la tierra; vos no estáis aquí, y os extraño mucho. No puedo deciros ¡cuánto os extraño, mi pobre cura!

Por entre las lágrimas que nublaban los hermosos ojos de Pepita, brilló un alegre rayo de luz; su linda y fresca boca, contraída por la tristeza, se abrió con suavidad, dejando ver las perlas de sus dientes y formando una sonrisa. Me quiere dijo Pepita con un ligero y mal disimulado acento de satisfacción y de triunfo, que se alzaba por cima de su dolor y de sus escrúpulos.

Dió después Martín la vuelta al prado de Santa Ana, hasta detenerse prudentemente a quince o veinte metros de la entrada del circo. Al ver a Linda le dijo: ¿Quieres venir? No puedo. Pues ahora te traeré las cerezas.

, que tal es el lado flaco de todas las mujeres, me dijo el cura con su bondadosa sonrisa; pero no es bueno abusar, Reina. Por otra parte el trato social te enseñará a equilibrar tus sentimientos, sin contar con que tu tío te sabrá guiar bien. ¡Qué cosa hermosa debe ser la sociedad, señor cura! Estoy cierta de que agradaré, siendo tan linda...

También pudimos distinguir entre otras una jovencita muy linda llamada Rosario, con quien el pollo que está a su lado no había podido bailar la noche del sarao de Elorza a causa de la guerra que el pianista tenía declarada a las mazurcas. Los marineros iban ya a zafar los cables para emprender la marcha, cuando de una de las falúas salió una voz preguntando: ¿Y las de Ciudad?

¿Qué había de hacer don Paco sino ufanarse, enternecerse, derretirse y perdonarlo todo al oír tan dulces y apasionadas frases en tan linda y fresca boca? No sabía, sin embargo, qué decir ni qué hacer, y, como generalmente ocurre en tales ocasiones, dijo no pocas tonterías.

Veíala aparecer en uno de los balcones de la antigua casa en que vivía o asomado el rostro risueño y sonrosado detrás de los cristales; linda como nunca, llena de juventud, perfumada de gracia y de castidad.

En este diario y en aquel, no bien puso el pie en el país, escribió el señor Valle con mano ejercitada, aunque un tanto febril y descompuesta, sus azotainas contra las monarquías y vilezas que engendra, y sus himnos, encendidos como cantos de batalla, en loor de la libertad, de que «los campos nuevos y los altos montes y los anchos ríos de esta linda América, parecen natural sustento».

Nada de eso... Usted es linda, el tiempo hermoso y el bosque está perfumado, ¿qué más puedo yo pedir? Mirábala yo de reojo, de vez en cuando, y la veía andar, tiesa y orgullosa, sin volver ni una vez la cabeza hacia , y con los ojos fijos en la joven pareja que iba delante de nosotros y que parecía hablar con animación.

Palabra del Dia

malignas

Otros Mirando