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Actualizado: 7 de junio de 2025


Las lágrimas me nublaban los ojos; pero corría, corría cada vez con más furor, y sin saber cómo ni de qué manera, me encontré delante de su casa.

Por entre las lágrimas que nublaban los hermosos ojos de Pepita, brilló un alegre rayo de luz; su linda y fresca boca, contraída por la tristeza, se abrió con suavidad, dejando ver las perlas de sus dientes y formando una sonrisa. Me quiere dijo Pepita con un ligero y mal disimulado acento de satisfacción y de triunfo, que se alzaba por cima de su dolor y de sus escrúpulos.

Un agudo grito salió de su pecho, el primero que había proferido aquel día, y la estrechó contra , besándola apasionadamente una y otra vez; meciola con ese movimiento maternal propio de la mujer, y después la llevó hasta la ventana, para verla mejor a través de las lágrimas que nublaban sus pupilas.

Tenía doce años y pasaba con razón por un muchacho imbécil: no sabía leer sino silabeando torpemente; las letras, formadas en línea, nublaban mis ojos, y al querer mover la lengua para pronunciar las palabras, la sentía amarrada por ligaduras crueles, que me hacían tartamudear y sentir delante de los extraños la herida profunda y venenosa del ridículo.

A su vez, el vigoroso marino tembló como una mujer, sintiendo que sus ojos se nublaban. ¡No podía ver esto!... Y de nuevo fué á ocultarse en su camarote. Un torpedero italiano evolucionaba por entre los restos del naufragio, como si buscase las huellas del autor del crimen.

Pero así que se tocaba directa ó indirectamente á su orgullo, todas estas bellas cualidades se nublaban y se ofrecía á los ojos de quien no le conociese como un hombre feroz é intratable. Era menester que en todas partes hiciese el primer papel, y si no lo hacía, esto le causaba tristeza y le ponía sombrío.

Un día sintió temblar sus piernas y que los ojos se le nublaban de emoción al oír cómo contestaba el perrero, a una de sus reprimendas por haber vuelto tarde a la catedral, obligándole a abrir la puerta cuando ya iba a acostarse. El Tato le hizo saber con expresión insolente que se había comprado una navaja y deseaba estrenarla en las tripas de cualquier cura explotador de los pobres.

Palabra del Dia

rigoleto

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