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Actualizado: 31 de mayo de 2025


No nevaba entonces, pero se me oprimió el espíritu al ver el aspecto ceñudo y amenazador que presentaba el cielo; y, sin embargo, sentí cierta mortificación del amor propio por no haberse contado conmigo para formar parte de aquella denodada legión, ¡como si no hubiera sido yo un verdadero y continuo estorbo en ella!

Soy uno de tantos dijo Martínez . Para hombres valientes, la Legión. Allí que los hay. ¡Y los que han muerto!... Al principio había en ella soldados de todos los países. Pero los americanos se fueron desde que su República intervino en la guerra, y lo mismo los italianos y polacos.

Lo que me consuela es que el «Otro» está también muy alicaído, porque, amigo mío, cuando un Jehová tiene contra a un Lucifer, quítase este estorbo enviando contra el rebelde una legión de Arcángeles; mas cuando el enemigo es el hombre armado de una pluma de pato y un cuaderno de papel blanco, está perdido... En fin, son veinte millones de pesetas.

Desde el momento en que el viajero extraño desciende del wagon del ferrocarril, su persona es libre, enteramente libre, pero su bolsillo, su fortuna portátil queda á discrecion de una legion tan extensa, tan complicada y hábil de «filibusteros desarmados», que toda defensa es imposible.

No vamos por lo tanto á sacar á luz una nueva edicion de la regla de S. Benito y de los capítulos del concilio de Aquisgran; vamos solamente á trazar con rasgos caracteriscos una breve filiacion de los valientes soldados de la hueste benedictina, y solo por lo que interesa el saber qué especie de vida interior hacian bajo su santa bandera, aquella animosa monja que burlando la vigilancia del convento fué por entre las nocturnas tinieblas atravesando montañas, bosques, peligrosos barrancos, hasta llegar con el alba á la corte sarracena; aquella otra venerable abadesa, que salia á la ventana del muro divisorio entre las dos clausuras del monasterio Tabanense, para ver de agasajar á Jesucristo en la persona de sus pobres despues de haber gastado su gran patrimonio en fundar aquella casa; toda aquella legion de mártires en suma, arriba mencionada, que en los períodos de persecucion, y como por secciones, iba bajando de la Sierra á la orgullosa corte de los Amires á fortificar con su sangre los retoños de la cruz que presumian estirpar los infieles.

Pero inmediatamente sus ojos bajaron hasta el pecho de los dos jóvenes. Iguales á Martínez: la Legión de Honor, la Medalla Militar, la Cruz de Guerra con estrellas. La del antiguo revendedor de billetes hasta se mostraba cruzada por una palma de oro. ¡Ay!

Bajo tu dirección, la masa estoica se redimió con el esfuerzo suyo; si Bonifacio y su legión heroica triunfo obtuvieron, ¡fué ese triunfo tuyo! La grana de tu sangre redentora, en que la fuerza y el valor se adunan, cual rubí del volcán, tiñó la aurora del gran Pentecostés del Katipunan.

Los soldados romanos estaban vestidos con mucha propiedad, porque en el pueblo había un santo nacido en él, el cual santo perteneció a la Legión Tebana; y como en compañía de una de sus canillas, hallada en las catacumbas, vino de Roma su imagen, el traje que llevaba sirvió de modelo para hacer los de los soldados romanos.

No se extinguió en los aires vuestra palabra amada; no faltan labios jóvenes que besen vuestra cruz; y la legión de apóstoles por vos fructificada no olvida al que en la noche cayó pidiendo luz. Luz para las conciencias, para las almas todas; luz para el ara triste del olvidado altar; que aquella vuestra lámpara que se apagó en las bodas iluminó, estallando, el alma popular.

Recordaba con esfuerzo, como si fuesen pálidas visiones, su ida á Europa; los combates junto á Saint-Mihiel, de los que salió herido; la ceremonia guerrera durante la cual á él y á otros compañeros les colocaron sobre el pecho la roja cinta de la Legión de Honor.

Palabra del Dia

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