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Actualizado: 11 de mayo de 2025
Tenía el rostro enrojecido, los ojos trémulos y chorreantes. De un rizo de su cabellera pendía una lágrima. Adivinó que debía estar horrible; pero ¿qué le importaba?... Sí, le amo; es lo que más amo en el mundo... Por él sigo viviendo. Sin él me mataría... Pero no es lo que tú te imaginas... no lo es.
Y cuando están así ¿qué hombre puede contener de los ojos una lágrima? ¿Quién no se acuerda de los tristes seres que mueren de nostalgia? ¿Qué se perdió en el seno del vacío? ¿que inquieren sus miradas? ¿mira, acaso, a las aves que se esconden del calor en las ramas? ¿Por la escala de luz de un rayo de oro retorna quizás su alma al paraíso reluciente y bello, su prístina morada?
En sus hermosos ojos brillaba una lágrima. Don Juan la contemplaba extasiado: creía á cada momento que su amor no podía crecer, y sin embargo, á medida que se iba revelando el alma de doña Clara, su amor crecía. La joven continuó: La muerte de mi madre fué mi primer dolor.
La hermosa arlesiana le dirigió una mirada tan brillante, que creyó ver a través de ella una lágrima y le dijo a media voz con una emoción contenida o admirablemente fingida: Señor duque, usted no sabe y por tanto no puede comprender lo que me pasa. Venga mañana a las dos; estaré sola y podremos hablar.
Todo se arregla, deudas, hipotecas, pagarés, todo: lo que no tiene arreglo posible es un matrimonio sin amor, a disgusto. Y mucho menos aún queriendo a otro. ¡Esto es horrible!... Inesita volvió a arrojarse en mis brazos, llorando a lágrima viva. ¿Cómo? ¿qué dices? ¿quieres a otro? ¡Con toda mi alma!... ¿Le conozco yo? Sí. Es pariente cercano de usted; le ve usted todos los días...
Una idea fija le dominaba, y era el recuerdo de la muerte de Zeli, al cual era bien adicto. Vas a bajar a la cala y decir a mi mujer que puede venir a besarme: ¿oyes? dijo Kernok. Sí, capitán respondió Grano de Sal; y una gruesa lágrima cayó sobre el reloj. En el acto desapareció por la escotilla.
El padre Gil se dejó caer de rodillas y se puso a leer en voz baja por su breviario. Al cabo de un rato D.ª Eloisa y la criada también se arrodillaron al pie del lecho y oraron. Pero aquélla, viendo asomar una lágrima por entre las pestañas de su hermano, se levantó prontamente y la recogió con el pañuelo.
En esos momentos una sonrisa se dibuja en sus labios, y una silenciosa lágrima rueda por sus facciones, valientes, cual los fieros elementos que las rodean, rudas, como el aquilón que sobre ellas se estrella, y vivas, cual los tropicales rayos que las alumbran. La lágrima del hijo del mar compendia toda una existencia de recuerdos.
Guillermo entonces, sin lanzar una queja ni derramar una lágrima, envolvió aquel cuerpo sin vida con su hábito negro, lo cargó sobre su espalda y lo llevó al monasterio. Detúvose en el atrio de la escalera, y después de haber depositado su triste carga en el suelo, convocó por medio de la campana a los religiosos del convento.
Los discursos de Castelar leídos en las reuniones nocturnas, con sus maldiciones al pasado y sus himnos a la madre, al hogar, a todas las ternuras que emocionan el alma simple del pueblo, hacían caer más de una lágrima en las copas de vino.
Palabra del Dia
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