Vietnam or Thailand ? Vote for the TOP Country of the Week !
Actualizado: 10 de junio de 2025
Su amiga no se opone a prestar juramento... ¿Y usted, Kravchenko? ¿Consiente? Sí contestó con voz ronca, masculina, Kravchenko, una mujer alta y gruesa, con sotabarba. ¿Ve usted, Karaulova? Todas están dispuestas a prestar juramento. ¿No cambiará usted de opinión? Karaulova no respondió. ¿No quiere usted? No. Pustochkina le sonrió amistosamente.
Señor jurado le interrumpió una vez más el presidente . Yo tampoco comprendo nada. ¿No podría usted encontrar términos más claros? Lo siento; pero no me es posible dijo con tono melancólico el jurado . No se puede hablar de las cosas místicas en términos vulgares... ¿No me entiende usted, Karaulova? Hay que estar en comunión con Dios.
El sacerdote miró, confuso e impotente, al magistrado, que dijo: Karaulova, escuche al sacerdote; él se lo explicará a usted todo. Y el pobre sacerdote siguió: Todos nosotros, señora, somos pecadores. Unos pecamos de palabra; otros, de obra. Dios omnipotente, tan sólo, puede ser juez de nuestra conciencia.
El presidente se juzgó en el deber de apoyar al sacerdote: Perfectamente dijo . ¿Comprende usted? Basta creer en Nuestro Señor Jesucristo... ¡No, no! repuso firmemente Karaulova . Puedo creer todo lo que quiera; pero con este oficio... Si yo fuera cristiana, no haría las cosas que hago. Ni siquiera rezo. ¡Es verdad! afirmó su amiga Pustochkina . No reza nunca.
¿Usted quiere decir algo, señor fiscal? le preguntó al fin el presidente . Le suplico que sea breve. Permítame usted una pregunta... Y sin esperar el permiso se puso de pie, y, fijando los ojos en Karaulova, le preguntó: Diga usted, testigo, ¿cuál es su nombre de pila? Grucha. Grucha es el diminutivo; pero el verdadero nombre es, si no me engaño, Agrafena, ¿no es eso? Es un nombre cristiano.
Con sus lágrimas ha hecho penitencia, como la Magdalena, y sus lágrimas la han purificado para siempre, convirtiendo en mártir cristiana a esta pecadora. ¡Nada de eso es verdad! le interrumpió Karaulova . No he llorado ni hecho penitencia. Y continúo con mi oficio; por tanto, no me he arrepentido. ¡Miren ustedes!
Padre: en vista de la obstinación de esta mujer, ¿quiere usted tomarse el trabajo de persuadirla de que es cristiana? ¡Karaulova, acérquese! Karaulova, sin descomponerse, dio dos pasos hacia delante. El sacerdote estaba visiblemente molesto. Muy colorado, se acercó al presidente y le dijo algo al oído. ¡No, no, padre! le respondió el presidente . ¡Se lo suplico a usted!
El presidente hizo una mueca, y dijo a su colega de la izquierda, bajando la voz: ¡Nos está haciendo perder el tiempo! Dirigiéndose a Karaulova, preguntó: ¿Ha comprendido usted? Según sus documentos, es usted cristiana. Y, sin embargo, no lo soy. Ya ve usted, señor fiscal, no quiere comprender. El incidente comenzaba a enojarle.
El presidente lanzó un suspiro de satisfacción; al fin, todo estaba arreglado, y el mecanismo judicial, después de aquel entorpecimiento, funcionaba con regularidad, como es necesario. Los testigos, excepto Karaulova, fueron alejados de la sala.
Por desgracia, la triste realidad, con los viejos perversos, la embriaguez, el desorden y los ultrajes, maltrata y desnaturaliza ese ideal. Y en este choque trágico, el corazón de Karaulova se desgarra. ¡Señores jurados!
Palabra del Dia
Otros Mirando