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Actualizado: 3 de julio de 2025


por quatro arrobas de vino para los señores a 64 mrs. la arroba 256. por otras quatro arrobas de vino blanco para la otra gente a 25 mrs. 100. por cincuenta libras de peros para los jugadores de las cañas e el domingo en la tarde a 2 mrs. la libra 100. por veinte libras de peros para los señores a dos mrs. la libra e otras cuarenta libras para la otra gente a un maravedí 80.

No comprendía cómo el chico tenía cabeza para corregirlas en el plazo que le señalaban. Casi al mismo tiempo que Octavio, entraron algunas señoras, lo que sirvió de señal para trasladarse los jugadores á la trastienda. Al llevarlo á cabo hubo apretura á la puerta y Carmen tuvo ocasión para estrechar con disimulo la mano de su novio.

El que lo encuentra corre detrás de los otros a latigazos hasta llegar a la madre. Este juego inocente daba ocasión a multitud de sabrosos incidentes entre aquellos jugadores todos malicia.

Después de nuestro viaje a Trembles, y sobre todo desde nuestro regreso a París, había adoptado el temperamento de dejarme proceder sin tutela fuera la que quisiera su opinión respecto de mi conducta. Eran ya las tres o las cuatro de la madrugada. Estábamos como olvidados en un saloncito en donde algunos jugadores obstinados se retardaban todavía.

Al pié de María estaba un corrillo de noticieros de bolsa propalando mil mentiras sobre la cuestión de Italia, y enfrente de un Cristo de grandes dimensiones debatian los agiotistas y jugadores de bolsa sus tratos sobre el tres por ciento, el cuatro y medio, las primas, las acciones de ferrocarriles, etc.

Se sintió interesado por el público de jugadores, siempre igual en apariencia y siempre distinto. Los había que avanzaban apoyados en bastones: bastones de enfermo, con contera de goma, únicos que eran admitidos en las salas de juego, por temor á las disputas.

Con esto dijo Mariano mostrando un canuto. ¡Ah! ¡Tunante!... exclamó Bou muy asombrado de ver el instrumento músico que el chico mostraba . Conque te ocupas... Pues mira: desde hoy perdemos las amistades, porque con esa clase de armas no se defiende al pueblo. ¡Petardos, arma traidora de los perdidos, truhanes, jugadores y demás escoria! Oye , mírame a la cara. ¿Me ves bien?

Más de una vez la guardia civil tuvo que visitarla y cada poco tiempo iba a la cabeza del partido a declarar en causa por lesiones o hurto. El cura, Fermín, y hasta los guardias, que estimaban su honradez, la habían aconsejado en muchas ocasiones que dejase aquel tráfico repugnante; ¿no la aburría pasar la vida entre borrachos y jugadores que se convertían tan a menudo en asesinos?

¡Sin querer salir! repitió con tristeza; en balde practicaba los medios supersticiosos de que se valen algunos jugadores: escoger el billete en día trece, entrar en la agencia con el pie derecho, tomarlo con los ojos cerrados... ¡Nada! ¿y el club? ¡Si usted supiera, tía Silda!

Arriba, en la cubierta, sólo quedaban los paseantes tenaces, y en el café los jugadores de poker, para los cuáles no había músicas ni bailes que pudiesen alejarlos del tapete verde. La familia italiana rodeaba a su prelado, empujándolo cariñosamente. ¡Ánimo, ilustrísima! Debía descender al salón para echar un vistazo a la fiesta y lucir la cruz de oro.

Palabra del Dia

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