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Actualizado: 28 de junio de 2025
Teneos un poco, luna y claras élices, Que ya llego a Jarifa, que ya el prólogo Le digo de mi historia y los capítulos Con dulces besos y con tiernos títulos. ¡Que fuera Adonis bello o de Liríope El hijo que murió en el agua, viéndola, O la lengua de Apolo y de Calíope Tuviera para hablalla, respondiéndola!
Viva yo; sustento venga; Viva Jarifa. MANIL. Eso sí. ABIND. Mas ¿no es engaño, no, sí, Que vida en ausencia tenga? Si muero, mi alma irá A ver a Jarifa luego. Vete con Dios. Sale CELINDO, moro, con una carta. CELIND. Creo que llego A buen tiempo. MANIL. ¿Quién va allá? CELIND. Celindo, soy, Maniloro. ¿Y Abindarráez? MANIL. ¡Oh Celindo! Aguarda.
JARIFA. Con la salud que me dais, Dando vida a la que es mía. NARV. ¿Cómo va de las heridas? ABIND. Un poco las tengo hinchadas. NARV. Aquí os serán bien curadas De quien os diera mil vidas. Sale ZORAIDE y su gente. ZORAID. Digo que tengo de entrar. NARV. ¿Qué alboroto es ése? ZORAID. ¡Afuera! Si en tu casa no estuviera... NARV. Vuelve la espada a envainar, Y di quién eres.
JARIFA. Yo, señor, le doy a vos. NARV. Pues yo os entrego a los dos. ZORAID. Yo a vos tres, dándome a mí; Y os daré seis mil ducados Por los tres. NARV. Esos le doy A Jarifa. JARIFA. Vuestra soy. NARV. Queden al dote obligados. JARIFA. Dos arcas de ropa blanca De mi mano os enviaré. NARV. Esas solas tomaré, Por ser de mano tan franca. ZORAID. Su yerro juzgo por dicha. NARV. Y yo haberos obligado.
Dios os guarde y os haga dichosa, aunque tenéis partes para no serlo, y más si heredáis mi fortuna, hasta que tengáis consuelo, como vos lo sois mío. ABINDARRÁEZ. JARIFA. ZORAIDE. ALBORÁN. NARVÁEZ. NU
ABIND. Y eso ¿a quién le importa más? Dame tus hermosos pies. JARIFA. La mano te quiero dar, Tuya soy desde este día. ABIND. Yo tuyo, Jarifa mía: Ya bien te puedo abrazar. JARIFA. Como hermano y como esposo, De que ya te doy la mano. ABIND. No hables de eso de hermano Que vuelvo a estar temeroso. ¡Oh famoso y claro día, Que tanta gloria me apresta!
JARIFA. ¡Ay, dueño de mi cuidado! ¿Posible es que vengo a verte? ¡Ay, mi bien!, mi dulce esposo, Mi Abindarráez, mi señor, Parte sola en quien mi amor Ha dado al alma reposo; Luz de mi alma y sentido, Vida de mi entendimiento, Consuelo en mi sufrimiento, De mil celos oprimido; Rey desta alma y desta casa, Destos brazos gusto, y vida Desta tu esclava rendida, A quien justo amor abrasa, ¿Cómo vienes? ¿Vienes bueno?
NARV. Notable es tu suceso, fuerte moro; Pero, pues tanto tus desinios daña La dilación, no es justo que los pierdas; Que has sido por estremo desdichado, Pero hallaste el remedio en la desdicha. Y por que veas que mi virtud puede Vencer a tu fortuna, si me juras Volver a mi prisión dentro en tres días, Libertad te daré para que vayas A gozar de Jarifa, tu señora.
Amor mío, no me olvides, Que harás la cosa más fiera Que en hombre humano cupiera, Si tu ser al suyo mides; Que no debe de ser hombre: En quien tantas gracias hay... ABIND. ¡Ay! JARIFA. ¿Qué dices, mi bien? ABIND. ¡Ay! JARIFA. Bien merece de ángel nombre. Celindo, Bajamed, Zaro, ¿No he sido yo muy dichosa En ser de tal hombre esposa?
Decid que soy su esposo Abindarráez Que el viento os dará voz, amigos árboles. ¡Qué de veces al pie de aquestos árboles Miré los bellos ojos de Jarifa, Y ella me dijo: "¡Hermano Abindarráez!" Pues ya su esposo soy, no soy su hermano, O, a lo menos, ya puedo ser su esposo: Decídselo, si vuelve, claras fuentes.
Palabra del Dia
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