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Actualizado: 14 de mayo de 2025
33 Y toma consigo a Pedro y a Jacobo y a Juan, y comenzó a atemorizarse, y a angustiarse. 34 Y les dice: Está muy triste mi alma, hasta la muerte; esperad aquí y velad. 35 Y yéndose un poco adelante, se postró en tierra, y oró, que si fuese posible, pasase de él aquella hora,
Para impedirme que le acuse tratará de deshacerse de mí. Para castigarme por haberle abandonado, descargará sobre mí su ira... Bastante tiene que hacer con defenderse contra mí; tenemos que arreglar los dos una terrible cuenta. Puedes creerme, pobre mujer; él está más en peligro que tú. Jacobo se quedó un instante reflexionando. Me has ofrecido darme tu confesión por escrito... La acepto.
Sellos masónicos. Marqués de Sabadell. Porque tenía la atención el coleccionista de apuntar siempre, junto al donativo, el nombre del donante. Apareció al fin la página 117... y el tío Frasquito miró a Jacobo estupefacto, y Jacobo al tío Frasquito horriblemente pálido.
Llególe entonces el turno al último paquete, que era el más voluminoso: abriólo con mucho tiento, por haberse pegado una esquinita del sobre, y al punto salieron de él otros dos en blanco, y un tercero en que venía escrito un nombre que hizo a Jacobo pegar un salto, murmurando una de esas palabrotas groseras, familiares en momentos de cólera o sorpresa aun a personas que presumen de cultas.
En realidad no le oía ni tenía necesidad de oirle. Sabía de antemano lo que le diría Jacobo y sólo pensaba en ganar tiempo para reflexionar. Sabe, pensaba, que Lea vive y que ha sustituído á Juana Baud. ¿Pero sabe que la muerta fué Juana? He aquí lo esencial. Si ese punto es todavía oscuro para él, nada hay perdido todavía. Lea está viva pero el vivir no es un crimen.
Pero, continuó Cristián, es necesario, por mucho que lo deplore, hacerte saber qué ha sido de Juana Baud. La pobre muchacha no ha tenido el destino dichoso que tú le deseas, porque en el momento en que te prendían, estaba muerta. ¡Muerta! exclamó Jacobo. ¿Cómo? Mi querido amigo, es la evidencia.
¡Jacobo!... ¿Te habías pensado tú que por el solo hecho de ser buena había de ser tu mujer siempre mártir?... La paciencia tiene un límite que marca a veces el decoro, y ¡ay de las zorras el día en que las gallinas se cansen de ser gallinas!...
No somos niños y no debemos decir chiquilladas... Todo eso cae por tierra con una sola palabra, dijo Tragomer. Se ha condenado á Jacobo la Freneuse por haber matado á Lea Peralli, y Lea Peralli vive. ¿Usted la ha visto? preguntó el magistrado con acento burlón. Y la he hablado. ¡Oh¡ ¿Cuándo? Hace tres meses, próximamente. ¿Dónde? En San Francisco. ¿Y ella ha declarado ser Lea Peralli?
Jacobo oyó sin emoción aparente el resultado de la conferencia; agradeció a aquellos señores sus buenas intenciones y sus esfuerzos; díjoles alegremente que esperaba salir bien, a pesar de esto, y dioles cita para la mañana siguiente a las siete en la estación del Norte. Así que se quedó solo, tomó un aire serio justificado por las circunstancias.
Puedes estar tranquilo, dijo Jacobo sonriendo, ¡La última bala será para mí! Pues bien, ponte esa caja al hombro como la traía Dougall y vámonos. Jacobo se volvió entonces hacia Tragomer y antes de pasar la puerta de aquella miserable prisión donde tanto había sufrido, se arrojó en los brazos de su amigo y dijo: Suceda lo que quiera, gracias, Cristián. Está bien, respondió Tragomer.
Palabra del Dia
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