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La circunstancia de hacer un guiño tan malicioso como grosero a una de las criadas que servían la mesa, al terminar su invitación, despertó contra él una tempestad de silbidos e interrupciones. No pudiendo explicar satisfactoriamente su conducta, don Serapio se fue muy incomodado a dar una vuelta por la cocina. Al poco rato sonó allá una bofetada.

¿Galopemos?... dijo Melchor inclinando ligeramente el cuerpo hacia adelante, y los tres caballos aceptaron la invitación...

Usted, por su parte, fué como siempre, impetuoso y atrevido... La próxima vez beberemos menos. La «próxima vez» era una invitación que Ferragut repetía diariamente. Deseaba llevarla á comer en una de las trattorias del camino de Possilipo, viendo á sus pies todo el golfo coloreado de rosa por la puesta del sol. Freya había aceptado su invitación con un entusiasmo de colegiala.

Pasen ustedes decía doña Teresa rodando en torno de sus amigas, que no se decidían a abandonar los asientos . Hagan ustedes el favor de seguirme. Vamos al comedor; allí hace más fresco. Todos adivinaban lo que significaba tal invitación. ¡Oh, no señora; muchas gracias! Ellos no podían permitir tantas molestias.

Por fin, Margarita, con ese tacto que sólo las mujeres tienen, resolvió las dificultades proponiendo que se diera un baile para celebrar lo de la senaduría, enviándose a Félix, como de costumbre, su correspondiente invitación; lo cual, después de lo ocurrido, venía a ser como una satisfacción, que sin desdoro del ofensor podía desagraviar al ofendido.

Sus camaradas, afectando la mayor gravedad, respondieron á la invitación con un cómico saludo, y se encaminaron á la capilla mayor precedidos del héroe de la fiesta, que al llegar á la escalinata se detuvo un instante, y extendiendo la mano en dirección al sitio que ocupaba la tumba, les dijo con la finura más exquisita: Tengo el placer de presentaros á la dama de mis pensamientos.

Sus papas lo llevaban bastante elegantito, eso , pero limitábanse a darle los domingos tres pesetas y un sermón encargándole que no fuese derrochador ni calavera, que mirase en qué gastaba su dinero... y mucho cuidadito con meterse en sitios malos. Mendigaba alguna invitación en las redacciones de los periódicos, y si la conseguía, iba al baile, pero sólo hasta la una. ¿Ha visto usted?

Martín explicó a su novia como no le era posible desatender la invitación, y dejando a Bautista y a Catalina fué en compañía del oficial. La casa de la señora de Briones estaba en una calle céntrica, con soportales. Rosita y su madre recibieron a Martín con grandes muestras de amistad. La aventura de su llegada a Logroño con un una señorita y una monja había corrido por todas partes.

Facundo recibió en La Rioja la invitación, y acogió la idea con entusiasmo, quizá por aquellas simpatías que los espíritus altamente dotados tienen por las cosas esencialmente buenas. A esta sazón la República se preparaba para la guerra del Brasil, y a cada provincia se había encomendado la formación de un regimiento para el ejército.

Alicia hablaba con extrema vivacidad, y el registro de su voz se mantenía en las notas agudas; continuó: No me agradezca nada; mi invitación es interesada. De todos mis amigos, es usted quien baila mejor el boston; quiero dirigir el boston con usted.