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Actualizado: 25 de junio de 2025
¡Ahí es nada!... Yo tenía una porción de triunfillos que usted ha inutilizado jugando otros mayores. No hemos perdido gran cosa. Hemos perdido diez tantos, que han ganado estos señores. Dispénseme usted si pierde por mi culpa: soy un mal aficionado.
Al día siguiente Gasparón se puso a pedir limosna al pie de la soberbia casa donde vivía el fabricante. Allí está siempre junto a la verja de remates dorados, cerca de una ventana, tras cuyos cristales caen en amplios pliegues los cortinajes de seda: allí se le ve de sol a sol mostrando el muñón cicatrizado, destacándose el bulto haraposo de su cuerpo sobre la fachada de mármol, y llevando siempre colgado al cuello un cartelillo en que se leen estas palabras: INUTILIZADO EN LA FÁBRICA DE DON MARTÍN PE
Sensación de lo más dulce que podía soñar, espantoso temor de haberme inutilizado para siempre, angustiosos presagios para lo futuro, sentimiento de humillación por mi vida presente; todo, absolutamente todo, lo conocí, inclusive un inesperado dolor, muy irritante, que se parecía mucho al rudo escalofrío del amor propio herido. Era muy avanzada la noche.
Los caníbales están todos en la playa y en medio de ellos no veo más que muertos. Es verdad murmuró Van-Stael con amargura . Los han matado a todos y me han inutilizado todo el trépang. ¡Qué pérdida, Van-Horn! Nosotros no tenemos la culpa de que se hayan emborrachado nuestros marineros, señor.
Cuando se acerca el día en que Diana ha de casarse con el odiado Duque, resuelve Clotaldo robarla; pero, por una casualidad, roba á una labradora que se ha vestido el traje de la Princesa. Diana, al mismo tiempo, para evitar esas bodas odiosas, se ha escapado, vestida de aldeana, de la corte de su padre, siendo llevada á Parma por un accidente imprevisto, que ha inutilizado su carruaje.
Estos laureles fueron los primeros y los últimos que le ofreció su carrera militar; porque habiendo recibido una profunda herida en el brazo, quedó inutilizado para el servicio, y en recompensa, le nombraron comandante del fuertecillo abandonado de San Cristóbal. Hacía, pues, cuarenta años que tenía bajo sus órdenes el esqueleto de un castillo y una guarnición de lagartijas.
¡Cuan desgraciado era! ¡Solo contra todos!... Al pequeñín lo encontraría muerto al volver á su barraca; el caballo, que era su vida, inutilizado por aquellos traidores; el mal llegando á él de todas partes, surgiendo de los caminos, de las casas, de los cañares, aprovechando todas las ocasiones para herir á los suyos; y él, inerme, sin poder defenderse de aquel enemigo que se desvanecía apenas intentaba revolverse contra él, cansado de sufrir.
No quiso Dios que la vuelta fuese tan feliz como la ida, porque uno de los ciclistas, llamado, y no por mal nombre, Pedro Minio, de la piel del diablo, había empinado el codo más de la cuenta en el almuerzo, y dio en hacer gracias con la máquina, metiéndose y sacándose por angosturas peligrosas, hasta que en uno de aquellos pasos fue a estrellarse contra un árbol, y se estropeó una mano y un pie, quedándose inutilizado para continuar pedaleando.
Pero socorridos con oportunidad por la tropa que estaba de reserva en la plaza mayor, recobraron nuevo aliento, y cargaron con tanta bizarria á los enemigos, que los hicieron retroceder aun con mas aceleracion de la que habian entrado, dedicándose inmediatamente al reparo de la trinchera que habian inutilizado los rebeldes.
Palabra del Dia
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