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Actualizado: 22 de junio de 2025
Desde luego se le declaró la guerra por el elemento religioso y a los pocos meses no había un pobre en todo el Ayuntamiento de Vetusta que quisiera las limosnas, los premios, ni la enseñanza de La Libre Hermandad. Las niñas de las Escuelas Dominicales y los chiquillos del Catecismo, que cantaban por las calles en vez de coplas profanas el Santo Dios, Santo Fuerte, Santo Inmortal, y lo de
Una vez, en la feria, se encontraron en una platería improvisada, y la oyó hablar de diamantes, perlas y rubíes..... ¡Qué voz! ¡Cuán diferente de todas las humanas! Ni ¿de qué otra cosa podría hablar más que de joyas aquella inmortal princesa? Finalmente: una noche volvía la joven de casa de una parienta enferma, con uno de sus insolentes hermanos.
que mi hijita de cuatro años me recitaba, era nada menos que del inmortal autor del canto al «¡Niágara!». Más de una vez, al pasar, había admirado la maravillosa facilidad de esas composiciones puras y cándidas como los espíritus angelicales que debían entretener; más de una vez pensé vagamente en el caudal de ternura que debía existir en el alma de ese dulce y familiar poeta anónimo, iluminando, desde la sombra, millares de rostros infantiles, era Pombo, era uno de los más grandes poetas que hayan escrito en español...
Horacio Vernet llora, escribe sus lágrimas en aquel lienzo, y el pobre soldado resucita, el muerto vive, el muerto es una creacion inmortal. ¡Y hay quien dice que el arte no influye en los destinos de la vida! ¡Y hay quien dice que el arte de Vernet es un arte gentil, protestante, revolucionario! ¡Pobre gente!
Volviendo hacia la derecha, Stein pasó por delante del convento del Pópulo, transformado hoy en cárcel; allí cerca vio la bella puerta de Triana; más lejos, la puerta Real, por donde hizo su entrada San Fernando, y en siglos posteriores, Felipe II. Delante se encuentra el convento de San Laureano, donde Fernando Colón, hijo del inmortal Cristóbal, fundó una escuela y estableció su observatorio.
Luego arrojó su corona riendo y agregó: Convenga usted en que soy buena. Convengo en ello y habría confesado además, si lo hubiera deseado, que no le faltaba su grano de coquetería; pero sin esto no sería mujer, y la perfección es odiosa: á las diosas mismas les era necesaria, para ser amadas, algo más que su inmortal belleza.
Vé, pues, y por mí reza; y reza solamente diciendo á Dios: «¡Tú eres nuestro Padre clemente! ¡Piedad! ¡Tú eres el bueno! ¡Tú eres el inmortal!» Deja ir la palabra donde el alma la envía. No te inquietes por ella, todo sigue su vía; no pienses el camino que ella puede tomar.
Guíame al prado de tu optimismo, donde el buen Emerson, todo sonrisa, dijo su misa, que era la misa de su pietismo... ¡Santa mañana, reina ideal, vaso de lirios en eclosión, arca de gemas y de cristal, por tí suspira mi corazón! Reina inmortal, manda a mi pluma tu tentación, toda la excelsa luz de tu edén; libra mis sueños de todo mal, y haz que a tu diestra me siente. Amén. Padre y señor.
Pedí mi retiro, dejé mi carrera, y vine, lleno de impaciencia, desde el otro hemisferio á bañarme en la luz inmortal de la gran revolución y á encender mi entusiasmo en el sagrado fuego que ardía en París, donde imaginé que estaban el corazón y la mente del mundo. Pronto se desvanecieron mis ilusiones.
Confundamos a este gusanillo; aniquilemosle. Retiraos; este hombre es mio. Principe de las divinidades invisibles, este hombre no es de una naturaleza comun, como lo atestiguan su aspecto y el encontrarse en estos lugares. Sus sufrimientos han sido de una naturaleza inmortal como la nuestra.
Palabra del Dia
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