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Actualizado: 11 de octubre de 2025
Algunas semanas pasaba Teresina triste, temerosa de haber perdido su dominio sobre el señorito; entonces era cuando el Magistral vivía al lado de Ana libre de congojas, tranquilo en su conciencia; pero poco a poco el tormento de la tentación reaparecía; sus ataques eran más terribles, sobre todo más peligrosos, que los del remordimiento; la castidad de Ana, su inocencia de mujer virtuosa, su piedad sincera, la fe con que creía en aquella amistad espiritual, sin mezcla de pecado, eran incentivo para la pasión de don Fermín y hacían mayor el peligro; por que ella que no temía nada malo, vivía descuidada sin ver que su confianza, su cariñosa solicitud, aquella dulce intimidad, todo lo que decía y hacía era leña que echaba en una hoguera.
Hay que ser beata, es decir, no hay que contentarse con llamarse religiosa, cristiana, y vivir como un pagano, creyendo esas vulgaridades de que lo esencial es el fondo, que las menudencias del culto y de la disciplina quedan para los espíritus pequeños y comineros; no, hija mía, no, lo esencial es todo; la forma es fondo: y parece natural que Dios diga a una mujer que pretende amarle: «Hija, pues para acordarte de mí no debes necesitar que a Zorrilla se le haya ocurrido pintar los amores de una monja y un libertino; ven a mi templo, y allí encontrarán los sentidos incentivo del alma para la oración, para la meditación y para esos actos de fe, esperanza y caridad que son todo mi culto en resumen...».
Lo segundo, siempre seré sobrio, por mas que me tiente la golosina, los exquisitos vinos, y el incentivo de la sociedad. Me figuraré las resultas de la glotonería, la cabeza cargada, el estómago descompuesto, perdida la razon, la salud y el tiempo; y así solo comeré lo que necesite, disfrutaré sana salud, y tendré siempre claras y luminosas las ideas.
Este es otro incentivo que, unido á los antecedentes, prepara una poblacion que haga útil aquel puerto para nuestros buques que navegan á la mar del sur en sus arribadas: pues con la inmediacion del Rio Negro pueden refrescar y abastecerse de cuanto necesiten, prosperando de esta suerte las navegaciones, cerrando á los Ingleses esta puerta por la cual tienen fácil entrada en aquel rio, y por consiguiente en todo el reyno del Perú, cortándoles los progresos que hacen, y pueden adelantar con las luces que nos han dado estos descubrimientos en la importantísima pesca de la ballena; como todo ello con mayor extension le tengo expuesto á dicho Señor Vertiz en mi citado oficio de 13 de Octubre á que me remito.
La palabra catalexis se oía de cuando en cuando como tema de aquella alborotada sinfonía y servía de incentivo para avivar el estruendo y la algazara. ¿Y qué es la catalexis? dijo con voz de trueno el Sultán al ver pavonearse de vanagloria al inventor de la palabra, y que con ella quedaban las cosas como antes y la Sultana tan enajenada y en peligrosa situación.
Ruiloz ocultó cuidadosamente su amor, pensando que ni la situación de aquella familia ni el poco tiempo que en su amistad llevaba le permitían por entonces otra cosa; pero este mismo forzoso secreto sirvió de incentivo a su deseo. Entre tanto, la enfermedad de Clotilde volvió a agravarse, precisamente cuando el balneario se iba quedando desierto.
Se diría que ella ignora el poder de sus ojos y no sabe que sirven más que para ver. Cuando fija en alguien la vista, es tan clara, franca y pura la dulce luz de su mirada, que, en vez de hacer nacer ninguna mala idea, parece que crea pensamientos limpios; que deja en reposo grato a las almas inocentes y castas, y mata y destruye todo incentivo en las almas que no lo son.
No muestra gran inclinación á este enlace, siendo para él indiferentes las riquezas, y deseando sólo que su mujer sea bella y virtuosa. A poco de llegar á Madrid ve una dama, á la salida de la iglesia, cuyo porte y aire le enamoran, á pesar de llevar un velo que oculta completamente su rostro; entra en conversación con ella y se apasiona aún más con este incentivo.
En España, ya sea por nuestra natural condición, ya sea porque escribiendo para el público o siendo artista se llama menos la atención y se adquiere menos dinero y menos gloria que en otros países y, por consiguiente, hay poco incentivo para dedicarse con constancia a lo que llaman en francés la pose, la verdad es que entre nosotros la pose apenas se estila o se usa, y cuando se usa o se estila es de un modo superficial y efímero y no con la honda tenacidad y persistencia que suelen tener en ella los escritores y los artistas franceses.
Hace una generación que una dama de alta alcurnia objetaba razonablemente diciendo que no sabía al lado de quién podía sentarse; pero, en la actualidad, como sucedía en el teatro antes de la época de Garrick, la fama poco honorable de una parte de los concurrentes constituye un incentivo.
Palabra del Dia
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