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Actualizado: 11 de octubre de 2025
Fundábase nuestra controversia en este aserto, que dábamos por sentado: en nuestra España apenas tiene el escritor el incentivo del lucro, o es tan ruin el incentivo que no debe suponerse que sea él y no el amor de la gloria quien a escribir estimule. La controversia era, pues, sobre si tal carencia, ineficacia o escasez de incentivo, era un bien o un mal para las letras.
Necesitaba para que todo eso saliera a la superficie, para darse cuenta de ello, que fantasía más poderosa que la suya provocase la actividad de su cerebro; la elocuencia de Mesía, insinuante, corrosiva, era el incentivo más a propósito.
Supo aquél que un cristiano había sido castigado con el rigor que he dicho, y parecióle tan bien esta justicia, que instantáneamente suplicó se usase con él de semejante castigo, porque yo, dijo, soy reo del mismo pecado; y la india, habiendo caído secretísimamente en una fragilidad, no paró hasta que con gran sentimiento manifestó su culpa á los Regidores, pidiéndoles con muchos ruegos y súplicas se ejecutase en ella el público castigo, afirmando que le movía á hacer esto la ofensa cometida contra Dios, y el no haber seguido los ejemplos de tantos que habían resistido al incentivo de la carne con la consideración de la presencia de Dios que en todas partes asiste, con la memoria de las penas eternas del infierno y con los otros medios que les han enseñado los Padres.
La afición a la novela y al cuento en prosa cunde y se aviva cada vez más, prestando incentivo a multitud de autores para que cultiven el género.
La democracia optimista y sana consiste, sin duda, en creer que la mejor educación desde la primera infancia, el buen ejemplo y nombre de padres y abuelos, la obligación de no deshonrar ni deslustrar este buen nombre y el vivir en medio más urbano y culto, deben ser escuela e incentivo eficaz para ser virtuosos o discretos, o seductores, o dignos o todo a la vez.
La afición á las comedias españolas fué muy general en Italia hacia los últimos años del siglo XVI. «Al principio, dice Salfi, se representaron principalmente las comedias españolas en las provincias italianas en que España dominaba, así política como literariamente; pero poco á poco el cansancio, por una parte, de los italianos de sus espectáculos dramáticos, y por otra el incentivo de la novedad, extendieron su influencia, comenzando entonces la elevación del sistema romántico sobre las ruínas del clásico.
Comenzaron a llover contratas sobre el nuevo espada. En todas las plazas de la Península deseaban verle, con el incentivo de la curiosidad. Los periódicos profesionales popularizaban su retrato y su vida, desfigurando ésta con episodios novelescos. Ningún matador tenía tantas corridas como él. Iba a ganar mucho dinero.
En todo el trayecto desde su cuarto a la salita, lo mismo al subir que al bajar, la Rufete era gran incentivo a la curiosidad de las presas, que se agolpaban a la puerta de la Sala para verla pasar, y luego estaban comentándola tres o cuatro horas.
La mesa del círculo le restableció insensiblemente, por más que no se privaba de nada. El incentivo del juego le retenía bajo la férula de su protector. Los abonados del club jugaban al whist y al écarté con un cierto atrevimiento, pero sin intemperancia; rara vez se pasaba de un luis por puesta; no era, pues, una distracción peligrosa para un millonario.
Desde las primeras palabras, Lacante le mostró con una seña a Elena, sentada enfrente de él, y Kisseler afirmó que sería prudente y que velaría su relato. Lo veló, en efecto, pero con un velo tan extrañamente plegado, que no hacía más que añadir un incentivo más a la brutal aventura.
Palabra del Dia
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