Vietnam or Thailand ? Vote for the TOP Country of the Week !
Actualizado: 13 de mayo de 2025
Debe, a no dudarlo, aguardar algunas impertinencias... pero, si en algo me estima usted, súfralas con resignación, a fin de no echar a perder las cosas, que no van saliendo del todo mal. Se lo prometo a usted, y aun desearía que la prueba fuese dura, puesto que por usted voy a soportarla. Muchas gracias... pero usted comprenderá que deseo, a ser posible, salir de esta casa sin escándalo.
Estoy convencido dijo enfáticamente de que semejantes cosas sólo les pasan a las señoritas educadas en el pueblo y con ciertas impertinencias y repulgos.... Que les vengan a las mozas de por aquí con síncopes y desmayos.... Se atizan al cuerpo media olla de vino y despachan esta faena cantando. No, señor, hay de todo.... Las linfático-nerviosas se aplanan.... Yo he tenido casos....
Ya no haces caso del sinvergüenza de tu maridillo». Celebro que te conozcas. ¿Qué quieres? Que me quieras y me hagas muchos mimos. Yo soy así. Reconozco que no se me puede aguantar. Mira, tráeme agua azucarada... templadita, ¿sabes? Tengo sed. Al darle el agua, Jacinta le tocó la frente y las manos. «¿Crees que tengo calentura?». De pollo asado. No tienes más que impertinencias.
Estaba muy agradecida al señor de Feijoo, que se portaba con ella como un caballero, y no tenía nada de quisquilloso, ni las impertinencias que suelen gastar los hombres. El primer día le leyó la cartilla, que era muy breve: «Mira, yo te dejo en absoluta libertad. Puedes salir y entrar a la hora que quieras, y hacer lo que te dé tu real gana. No soy partidario del sistema preventivo.
Ella no era nadie: una pobre costurera que, acostumbrada a sufrir las impertinencias de las señoras, no podía permitirse el lujo de mostrar susceptibilidad ni amor propio... pero eso de casarse para ser la víctima resignada y humilde sobre la cual cayeran los desprecios de la familia, estaba fuera del límite de su paciencia. No diga usted que no. Adivino lo que sucedería; como si lo viese.
Salabert conocía esta innata tendencia que tiene la espina dorsal del hombre a doblarse y abusaba de ella. Muchos que vivían con independencia, no sólo le toleraban impertinencias que les hubieran parecido intolerables en algún amigo de la infancia, sino que apetecían y buscaban su trato.
Además tenía la fea costumbre de servirse primero siempre y servirse lo mejor. No pocas veces le quedó sólo al paisano la salsa y algunas patatas del escaso guisado de carne que doña Mónica les ofrecía. Barragán era hombre sobrio y no se enfadaba demasiado por estas impertinencias. Solía vengarse de ellas en el queso, con harto sentimiento de aquella señora.
-Esa Angélica -respondió don Quijote-, señor cura, fue una doncella destraída, andariega y algo antojadiza, y tan lleno dejó el mundo de sus impertinencias como de la fama de su hermosura: despreció mil señores, mil valientes y mil discretos, y contentóse con un pajecillo barbilucio, sin otra hacienda ni nombre que el que le pudo dar de agradecido la amistad que guardó a su amigo.
Aquella visita fue pesada y melancólica, y además muy molesta para Nieves, que estuvo incesantemente entre las miradas de los dos hermanos: las de Juanita, inquisidoras y mordicantes, y las de Manrique, voraces y hasta desvergonzadas. Se cruzaron pocas palabras entre los tres; y de esas pocas, las de Nieves fueron monosílabos; las de Juanita, impertinencias, y las de Manrique, sandeces. Don Gonzalo, que leía La
Adoraba como un idealista las zafias beldades con su olor a limón y tierra, gozaba oyendo sus conversaciones, prestábalas con el mayor gusto pequeños servicios, aguantaba sus groserías e impertinencias, todo a cambio de poder estarse en un rincón, tímido y sonriente, contemplando los brazos hercúleos, los ojazos insolentes y las piernas como columnas, marcadas por el discreto zagalejo.
Palabra del Dia
Otros Mirando